Guerrero

Aquella vez fui al Salón México a bailar con mi novio. Buscamos lugar y en una de las calles de atrás nos estacionamos, no había nadie. Total que ya estábamos caminando hacia el lugar, cuando llegó un cuate corriendo, era un franelero:

-Oye, me tienes que dar 20 pesos por el coche.
-Pero no hay nadie cuidando esos coches, yo lo estacioné y ya llevo cuadra y media caminando, realmente me parece ridículo que me pidas lana.

Seguimos caminando y me siguió hostigando hasta que llegamos al lugar y cuando nos metimos, soltó sus amenazas:

-Van a ver a la salida.

Al salir y llegar al coche nos salieron como 5 franeleros, puros chavos, y nos amenazaron, así que nos apuramos a meternos al coche y huir, pero a mi novio sí alcanzaron a darle un golpe en la cara.

Roma

Yo vivo en la Roma, y en Chihuahua hay una señora a la que su marido la obliga a ser franelera y ya tiene sus cuotas fijas. Si vas de día te cobra 20 pesos, si llegas después de las 6 de la tarde ya son $35, y si no le pagas se pone bien loca y te amenaza: te dice que esa es su cuota, que es su calle y que si dejas tu coche ahí, pues a ver cómo le haces.

Luego en la noche llegan los relevos, como a las 11 una bandita de borrachines se pone a chupar en la esquina de Mérida y te cobran hasta 50 pesos, lo mismo que un valet parking de los antros que hay por ahí. Cuando alguien llega a visitarme, se encuentra con que le quieren cobrar aunque no puedan cuidar nada, si se caen de teporochos.

¡Hagan algo!

Condesa

Iba a un spa ahí por Juan Escutia y Tamaulipas, al llegar me estacioné en donde había un chavito cuidando y al principio pensé que no tenía ningún problema en darle unas monedas, porque justo había quedado enfrente del lugar.

Entonces me dijo:

-Son 20 pesos y déjeme sus llaves.
-No, ahorita que salga te doy y las llaves para qué las quieres si ya quedó estacionado.
-No importa, yo soy de aquí del spa.

Por supuesto que no me dio confianza dejarle mis llaves a un chavito que ni conocía e insisto en que ya había quedado estacionado, entonces le volví a repetir que no y yo creo que le caí mal.

Al salir ya tenía dos rayones en la puerta del conductor, así mala onda, incluso aún tenía el polvito de la pintura, así que le grité:

-Oye qué onda, ¡esto tú lo hiciste!
-No, yo no fui, pero te dije que algo le podía pasar si no me dejabas las llaves.

Yo acababa de pintar mi coche así que armé un alboroto, por la rabia, y le advertí que cuando pasara una patrulla la iba a parar. Así que llegó el hermano que también era franelero del bar de enfrente y le conté la historia.

Ni siquiera se atrevieron a decirme que no, más bien el mayor me ofreció dinero. Me fui de ahí con 500 pesos en la bolsa que obvio no me sirvieron para arreglar mi auto.

Tizapán San Ángel

Afuera de Plaza Loreto está una banda de weyes súper pesados. Te cobran 50 pesos por dejarlo y si no, te rayan el coche.

Yo una vez sí les dije sus cosas, pero ellos bien campantes me dijeron:

-Si no me pagas, te voy a rayar el carro.

Mejor lo metí al estacionamiento.

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Las historias que acabas de leer, le ocurrieron al staff de Chilango. ¿Tú tienes alguna que contarnos? No olvides compartir el lugar donde pasó.