Una de las pocas avenidas importantes de la Ciudad de México que prácticamente no han sido tocadas por las gobiernos recientes es la Calzada de Tlalpan, y esto no se debe a que la hayan abandonado, sino porque su trazado y extensión llevan muchos años funcionando correctamente.

En realidad, la Calzada de Tlalpan ha sido siempre una de las vías de entrada más importantes de la capital y testigo de pasajes de relevancia histórica, así como un ejemplo de vialidad a seguir en otras avenidas del país… y, ¿por qué no? escenario de grandes romances y pasiones.

1. Existe desde tiempos prehispánicos

La Calzada de Tlalpan es una de las calles más antiguas de todo México y de toda América. Su trazado actual es prácticamente el mismo que tenía en su origen, el cual se remonta a la época de Tenochtitlán, y que hoy va de la Calzada San Antonio Abad, en los límites del Centro Histórico (o “Primer Cuadro”) hasta el inicio de la autopista México-Cuernavaca.

Como tooodos saben, Tenochtitlán se fundó en medio de un lago, pero no por eso estaba incomunicada con su vecinos, ya que los mexicas, para conectarse con “tierra firme”, crearon largas calzadas, que eran caminos construidos con grandes porciones de tierra con las que le ganaban terreno al agua.
Una de ellas era la Calzada de Tlalpan, que básicamente comunicaba a la zona del Templo Mayor con Xochimilco; además, tenia varias conexiones con otros caminos, como la actual Calzada Ermita-Iztapalapa que llegaba a Ixtapalapan (hoy Iztapalapa) u otros que llegaban a Huitzilopochco (hoy Churubusco).

También por esa calzada se llegaba a lugares como Coyoacán –dando vuelta por el camino que hoy es la Avenida Miguel Angel de Quevedo- o el actual centro de Talpan.

2. Es una entrada importante a la Ciudad de México

Así que la Calzada de Tlapan era un importante camino comercial hacia Tenochtitlán, gracias a que por ahí entraban alimentos y otras mercancías que se producían en lugares como Xochimilco o Cuernavaca y que se consumían en la gran ciudad mexica.

Ya en la Conquista, diversos registros históricos señalan que fue la Calzada de Tlalpan la puerta de entrada de los españoles que llegaron a Tenochtitlán; además, al inicio de ésta, a la altura de lo que hoy es Pino Suárez, fue donde Hernán Cortés se reunió por primera vez con el tlatoani (o emperador) Moctezuma Xocoyotzin (o simplemente “Moctezuma II”). O, lo que es lo mismo, por ahí empezó el fin de los mexicas.

Durante la Colonia, la primera sede del Gobierno Virreinal se instaló en Coyoacán, por lo que la Calzada de Tlalpan continuó siendo un importante camino para todos los habitantes de la capital de la Nueva España.

Asimismo, esta calzada era la entrada a la ciudad para las mercancías provenientes del puerto de Acapulco, donde arribaban embarcaciones, principalmente de oriente, como el famoso Galéon de Manila o “Nao China”, el cual traía productos de tierras lejanas, como India o Japón, y que eran muy atractivas, especialmente para las clases acomodadas.

Y hoy, pues recibe a millones de chilangos que regresan todos los fines de semana de un legendario acapulcazo o de un relajante fin de semana en “Cuerna”.

3. Los hoteles ‘de paso’

Paulatinamente, fueron desapareciendo los campos de cultivo y haciendas que había en las inmediaciones de la Calzada de Tlalpan, y a inicios del siglo 20 empezaron a aparecer a lo largo de su trazado varios hoteles, los cuales eran usados por los viajeros que llegaban a la Ciudad de México con el fin de hacer negocios o vender mercancía, por lo que sólo permanecían en ellos una o dos noches, razón por la cual se les dio el nombre de “hoteles de paso”, es decir, para viajeros que sólo estaban de paso por la capital y se iban en pocos días.

Hacia mediados del siglo 20, el comercio de la Ciudad de México se modificó y esos viajeros “de paso” dejaron de llegar a la ciudad, por lo que los hoteleros que ya estaban instalados ahí (la mayoría de origen español) se vieron obligados a buscar nuevos clientes, y encontraron una estupenda oportunidad de negocio en la prostitución y en las parejas que empezaban a aprovechar la liberación sexual de los años 60, convirtiendo así a esta zona en el paraíso sexual que es hoy,

4. Del tranvía de mulas al Metro y Tren Ligero

Desde tiempos prehispánicos y hasta después de la independencia, en el centro de la Calzada de Tlalpan, había un acueducto que traía agua a la Ciudad de México desde los manantiales de Churubusco y Coyoacán; pero ya para 1880, desapareció para dar paso a los primeros tranvías, los cuales eran jalados por mulas. Este transporte público era necesario por la cantidad de gente que necesitaba viajar todos los días a la zona centro provenientes de las lejanas tierras del sur.

A mediados del siglo 20, la Calzada de Tlalpan ya era una amplia avenida diseñada para que circularan cientos de autos (pionera en su tipo) y en su camellón central seguían corriendo tranvías, que ya eran eléctricos y que partían de la zona del Centro Histórico hasta Xochimilco.

Los tranvías tenían una gran infraestructura, como puertas acceso a las estaciones mediante cruces subterráneos, los cuales dejaron de usarse para ese fin a finales de los 60, cuando se retiró este trasporte para construir el Metro, al menos en el tramo que terminaba en Taxqueña. Hoy, esos pasos a desnivel son mudos testigos de esa época y son usados como pasajes comerciales o como cruces peatonales que a veces no son muy seguros.

Para mediados de los 80, se construyó el Tren Ligero de Taxqueña a Xochimilco, terminando así definitivamente con los tranvías de esa zona y de toda la Ciudad de México.

5. Escenario de tragedias

La Calzada de Tlalpan también ha sido testigo de accidentes y catástrofes históricas de la Ciudad de México, como el accidente que sufrió el Metro en octubre de 1975, cuando dos trenes chocaron en la estación Viaducto, perdiendo la vida más de 30 personas.

Hasta hoy, es el accidente más grave que ha sufrido el Metro de la Ciudad de México en toda su historia y provocó que hoy cuente con un sistema automatizado de conducción.

Una década después, en el terremoto del 19 de septiembre de 1985, varios edificios que se localizaban a lo largo de la Calzada de Tlalpan resultaron dañados, especialmente algunos en donde trabajaban costureras en situaciones de cuasiesclavitud (algunas hasta estaban encerradas bajo llave y laboraban hasta 12 horas continuas al día). Decenas de ellas perdieron la vida, pero eso sirvió para denunciar a esas empresas y así evitar que siguieran operando de esa manera.

Otro accidente histórico en las inmediaciones de la Calzada de Tlalpan se registró el 17 de septiembre de 1925, cuando un tranvía eléctrico envistió el autobús en el que viajaba la artista Frida Kahlo, quien se dirigía desde su escuela, en el Colegio de San Ildefonso, hasta su casa de Coyoacán. Ese suceso marcaría la vida de la artista y de su obra.

Ejemplo vial

La Calzada de Tlalpan es una de las avenidas más anchas de la ciudad y, aunque tiene muuucho por mejorar, es en la que conviven con un poco más de armonía (al menos más que en otras vías rápidas) el transporte público y el privado.

Los tréboles que comunican a esta avenida con el Viaducto o con Churubusco fueron un ejemplo de ingeniería vial en los 70, sin contar sus pasos a desnivel que ayudaban a cruzar calles como Zapata o Taxqueña, las cuales, a finales de los 80 e inicios de los 90, se convirtieron en pasos elevados para eliminar los semáforos.

Ya se está hablando de crear un plan para “mejorar” la vialidad de la zona, pero ojalá no corra la suerte de otras avenidas en las que aplicaba mejor aquel dicho de “no me ayudes, compadre”.

Podríamos seguir hablando de otras características de esta histórica avenida, como que sobre ella se encuentra el Estadio Azteca (sede de dos Copas del Mundo y decenas de eventos históricos), que en sus alrededores hay algunos pueblos que todavía permanecen en la CDMX o que por las noches es escenario de carreras callejeras tipo “Rápidos y Furiosos” Región 4, pero faltaría espacio.

Y tú, ¿qué recuerdo tienes de la Calzada de Tlalpan?

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