De los creadores de: ¡¡Lleve sus ricos y deliciosos tamales oaxaqueños!!, con la inconfundible y repetitiva voz gangosa, llega hasta la comodidad –o incomodidad– de su casa, esta nueva invasión a la tranquilidad auditiva de la ciudad. Son una ola de compradores de cosas usadas como colchones, tambores (de cama y no de batería) refrigeradores, estufas, lavadoras (y no de dos patas), hornos de “microohondas” (sic) y todo tipo de línea blanca o algo de fierro viejo que vendaaan…

De seguro ya los has escuchado a bordo de camionetas pick-up un poco o muy deterioradas, según sea el caso, y muchas veces atiborradas de todo lo que la gente ya no quiere tener arrumbado en el garage o en el patio trasero de su casa o departamento.

Pero, ¿de dónde vienen?. Buscamos el origen de este mito, o bueno, grito urbano y parece ser que algunos son afiliados a la Federación de Obreros Sindicalistas, dependiente de la CROC (Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos) ubicados en Ciudad Neza, Estado de México, quienes afilian a estos compradores de basura moderna por una cuota, para poder comercializar los muebles y aparatos descompuestos que la mayoría de la gente ya no utiliza. Después los llevan a varios lugares de reciclaje donde el material de los colchones se utiliza para relleno de cojines y salas, los resortes y demás piezas metálicas se funden para fabricar piezas pequeñas, llaveros y hasta ganchos para ropa.

Todo el negocio de la basura es muy redituable, pues ya hay bastante competencia; en un mismo día pueden pasar hasta tres diferentes en la misma zona, y cada vez se multiplican como si fueran una especie de franquicia.

¿Y la voz que se escucha a través de sus altoparlantes? Pues es parte del contenido de unas cintas o CDs que se pueden conseguir en los tianguis y mercados sobre ruedas y contienen grabaciones de todo tipo que van desde los famosos tamales oaxaqueños, el agua y ¡el gaaaaaas!, hasta la voz de una muchacha con un tono particularmente desenfadado y que se repite hasta el cansancio haciendo que hasta los perros ladren. Nadie conoce su identidad, así que –como muchas cosas en esta ciudad– es un misterio. Hay otros que no quieren desgastarse los oídos escuchando la dichosa cantaleta todo el día y han grabado su propia versión, lo cual se agradece.

Así que la próxima vez que los escuches pasar piensa si tienes alguno de esos objetos o aparatos que ya no uses y véndelo; que aunque sea por una cantidad de dinero irrisoria nos ayudan a deshacernos de lo que estorba mientras ellos tienen que deambular por las calles escuchando una y otra vez a la voz misteriosa que ya la deben de oír hasta en sueños, y no precisamente sobre esos colchones que tanto pregonan.

Chilango al servicio de la comunidad:

Si tienes alguna pista sobre la identidad de esta “misterimelodiosa” voz, ten la amabilidad de denunciarla aquí.