Cualquier mortal puede autodenominarse aficionado al futbol e irle (dizque) a un equipo nada más porque cree que está de moda (el típico villamelón), pero nunca estará a la altura del verdadero fanático, que cada fin de semana muestra su pasión.

Ser fanático de algún equipo de futbol implica entrarle a actividades y rituales que son especiales de esta sub-especie humana, así que para identificarlos plenamente, o para convertirse en uno de ellos, enlistamos sus prácticas más comunes a la hora de ver a 22 corriendo tras un balón.

Usa la playera de su equipo

Es el estandarte sagrado de todo aficionado, el que muestra a qué equipo le va y por cuáles colores está dispuesto a morir. Lo usa siempre que hay partido.

Tiene agenda de juegos

Un verdadero fan siempre sabe qué día, a qué hora y contra quién juega su equipo. También se sabe la tabla de posiciones y los puntos que lleva acumulados.

No se pierde sus partidos

Es impensable para él/ella, que sea sábado o domingo y que no destine dos horas de su vida para ver el partido de su equipo. Si por algún motivo le es imposible estar frente a la televisión (por el cumpleaños de la abuela o el aniversario de sus papás), lo más seguro es que consiga un radio para escucharlo o se suscriba a un servicio de mensajes para seguir en vivo el marcador.

Busca noticias de su equipo

Su ritual antes de dormir es echarle un vistazo a los programas deportivos (portales y periódicos) para saber todo lo que corresponde a su equipo… puntos, calendario, lesionados, opiniones del entrenador y un largo etc.

No puede evadir la rivalidad

No importa que su mejor amigo le vaya a otro equipo, cuando se enfrentan en la cancha, no les parece extraño desconocerse.

Presume sus visitas al estadio

Obvio, si es fan de corazón del futbol, ha ido alguna vez en su vida al estadio y lo más seguro es que en sus perfiles de redes sociales presuma su hazaña con una fotito en la tribuna.

Maneja los fieles acompañantes del futbol

Ver el partido es todo un ritual. Desde temprano se pone la playera de su equipo, aparta el horario del partido, pero sobre todo, se lanza a comprar la botana y el chupe para verlo, porque futbol sin este binomio no es futbol.

No se ahorra mentadas

En el estadio o desde su sillón, siempre tendrá mentadas de sobra para el árbitro.

Le entra sin pudor a las apuestas

No hay nada más reconfortante en la vida de un aficionado que apostar, ganar, y luego cobrar.

Alguna vez ha soltado la lágrima Remi

Le es imposible controlar sus emociones y es capaz de soltar alguna que otra lagrimita si su equipo pierde, por ejemplo, una final. (Es del tipo que llora frecuentemente en los mundiales cuando México es eliminado).

Se burla de sus adversarios

Es común que se junte con otros de su misma especie, pero de diferente manada, así será cotidiano que se molesten entre sí cuando el equipo de uno u otro pierde. Es su manera de convivir.

Apelan a su poder de convocatoria

Un verdadero aficionado se ha rifado con la botana y el chupe alguna vez, convocando a todos sus cuates en su casa para ver un partido de futbol.

A la hora del partido, enloquece en redes sociales

Seguro varios le han dado unfollow porque cada vez que juega su equipo, su timeline se convierte en un minuto a minuto del partido, en comentarios de medio tiempo y en mentadas para los jugadores, el árbitro y el entrenador.

Ustedes ¿se apasionan así por el futbol?