Pero, ¿cómo ha disfrutado la experiencia? Él mismo nos cuenta: “Me levanto a las 7:00, voy al gimnasio y si no está lloviendo, me meto a la alberca (siempre calientita) mientras pienso en mi día. Luego me voy en metro a CU, son sólo cuatro estaciones así que no uso coche por el tráfico. En la Universidad hago mi jornada. Cuando regreso a Mítikah, mi novia –ahora vive con él- y yo preparamos algo de comer. Después me voy a estudiar al coffee lounge (que tiene cobertura de internet) y por último leo antes de dormir”.

63550El punto favorito de Julio.

El punto favorito de Julio. (Verónica Chávez Aldaco.)

Justo unos días después de mudarse cumplió 27 años, así que estrenó el social room de Mítikah con una fiesta a la que invitó a sus amigos, los cuales ya crecieron desde que se mudó al edificio. Las áreas comunes como el gimnasio y el coffee lounge tienen esa mística para hacer convivir a los vecinos.

A Julio le costó hacerse de los escasos muebles que tiene. Llegó con un sleeping y a sus invitados les decía “imagina que enrollado es un sofá”, ahora ya tiene cama y una mesa, y el indispensable telescopio con el que ha podido mirar poco “porque Tláloc ha estado un tanto hostil”.

63546Aún no tiene muchos muebles.

Aún no tiene muchos muebles. (Verónica Chávez Aldaco)

Aunque eso es lo que precisamente le seduce de Mítikah, “la vista, que el cielo está más cerca, es lo que más he disfrutado”, cuenta, mientras señala por la ventana su punto favorito de la ciudad desde el piso 18.

A pesar de la comodidad de tenerlo todo en el mismo edificio, no pierde el contacto con el exterior. Le gusta visitar museos, mirar arte, apreciar la pintura y conocer nuevos lugares.

Entonces ¿qué va a pasar con él cuando el año de renta se termine? “O aplazo mi tiempo aquí, pagando una renta como debe ser, o me voy a estudiar un doctorado fuera del país. Después regresaré a vivir aquí en mi tierra aunque curiosamente en la ciudad no, porque me gusta la vida tranquila, relajada”.

Hace tres años, Julio miraba con sus propios ojos cómo se construía Mítikah cuando pasaba por el rumbo. Nunca se imaginó que esta experiencia llegaría a su vida, pero la disfruta cada momento, porque al final sabe que sólo está de paso en un hotel de estancia larga.