Los fotógrafos de paisaje pasan horas al pie de un volcán para capturar el momento justo de la erupción, esperan toda una noche para fotografiar el amanecer frente al mar o dirigen su mirada al cielo para captar imágenes de una aurora boreal, pero a Pepe Soho también le gusta fotografiar el Ángel de la Independencia y otros lugares de la Ciudad de México.

Pepe era diseñador de moda y dueño de unas boutiques que llevaban su nombre en varios centros comerciales de la ciudad; después incursionó en el mundo de los antros con la disco Love, en Polanco, pero un día decidió que nada de eso le satisfacía.

Tras regalar las acciones de la discoteca a sus socios, se fue a India con un boleto de ida; el viaje se prolongó, sufrió un accidente y su salud se deterioró, al grado de que estuvo hospitalizado mes y medio, llegando a estar al borde de la muerte e, inclusive, pensando en el suicidio.

Afortunadamente la libró y, como parte de su recuperación, salía todos los días a dar un paseo con su perro por Chapultepec, aprovechando para tomar fotos de los paisajes que se encontraba. Fue así como descubrió su verdadera pasión: la fotografía.

Paisajista en la ciudad

Tras estudiar en una escuela de la Condesa y en Nueva York, su comienzo en esta nueva actividad fue difícil porque, en realidad, nadie lo veía como fotógrafo, incluyendo a aquellas personas a las que les daba descuentos en sus tiendas y les obsequiaba bebidas en su antro.

Hoy Pepe Soho ya ha ganado premios internacionales, como el primer lugar en la categoría de Naturaleza de la Copa Mundial de Fotografía, reconocimiento que recibió en Yokohama, Japón, hace unas semanas. Además, acaba de inaugurar una exposición en el Museo José Luis Cuevas y empieza a ser reconocido en otros círculos del arte y la cultura.

Pepe tiene cuatro galerías: una en San Miguel de Allende, otra en Tulum y dos más en la Ciudad de México, localizadas en Altavista y “Polanquito”. Precisamente, lo que más le pide la gente que las visita son las fotografías de paisajes de la Ciudad de México, las cuales representan entre 20 y 30 por ciento de sus ventas.

«Fotografiar el Ángel me gusta, aunque no es fotografiar la vía láctea. Sin embargo ha sido un reto que he disfrutado mucho y lo voy a seguir haciendo, pero no te voy a mentir diciendo que lo disfruto igual que fotografiar la naturaleza», nos dijo.

Aunque sus fotos de la CDMX son populares, ha viajado por diferentes partes de México y el mundo para fotografiar paisajes, pasando noches enteras en el bosque o en el mar sentado frente a la cámara para obtener la mejor toma y hasta librando un ataque de cocodrilo y otras dificultades. Otra de sus pasiones es fotografiar caballos, imágenes que también tienen un lugar destacado en sus galerías.

«Es como cuando un músico te dice que tiene canciones y estilos favoritos, pero cuando toca otras cosas lo disfruta igual», ejemplifica el también baterista.

Mirada chilanga

Pepe Soho ha pasado varias horas en lugares como el Ángel o la Alameda con el fin de esperar el momento exacto para captar una imagen, lo cual le ha permitido descubrir la ciudad desde otro ángulo.

«La Ciudad de México es maravillosa, está llena de oportunidades. Desafortunadamente, también cuesta mucho trabajo porque el cielo está muy contaminado», subraya con respecto a la luz natural que prevalece en la capital, una de las principales materias primas de un fotógrafo.

Sin embargo, dice que, en cuanto a oportunidades fotográficas, la Ciudad de México es un tesoro.

«Hay un sinnúmero de lugares, monumentos icónicos que vale la pena explorar y aventarse unos buenos ángulos», reitera.

Pepe apunta que hasta que se hizo fotógrafo empezó a descubrir la belleza que nunca antes había visto en la ciudad. «Ciudad de México representa para mí fotografiar la ciudad en la que he vivido toda mi vida», subraya. «Pasar mucho tiempo en lugares como Xochimilco o la Alameda ha sido muy enriquecedor».

Ahora, esperará unos días más para rentar un helicóptero y sobrevolar la Ciudad de México con el fin de captar imágenes de las jacarandas, las cuales le dan un colorido especial a la urbe los primeros días de primavera. Después, piensa ir a la Riviera Maya para fotografiar cenotes.

Es así como la mirada de Pepe Soho ha encontrado la belleza en esta ciudad que los chilangos vemos todos los días. Si quieres conocer más sobre su obra, da clic aquí.