¿Parquímetros o viene viene? ¿De verdad se trata de elegir entre uno y otro? La instalación de parquímetros ha traído beneficios; sin embargo, también muchas preguntas. ¿De quién es en realidad el espacio público?, ¿qué se hace con el dinero que se les deposita?, ¿hay algún plan para ofrecer empleo a los miles de viene-viene que hay en nuestra ciudad?, ¿los parquímetros deberían incluir un seguro de estacionamiento?, ¿se le está poniendo un precio a la calle?

Las discusiones sobre este programa continúan y lo harán hasta este 20 de enero, día en que se realice una consulta ciudadana para decidir si también se instalan en el corredor Roma-Condesa, igual que como ocurrió en Polanco. Por lo pronto obtuvimos la opinión de Margarita Villalba Camacho, representante del comité ciudadano Roma Norte 1; Andrés Sañudo, consultor en Gestión del Estacionamiento de la ONG, ITDP y del arquitecto urbanista Elias Cattan.

Esto opinan…

Margarita Villalba Camacho dice que el gobierno pretende marear a los vecinos “con espejitos”: “piensan que no sabemos lo que es un programa de parquímetros, nos quieren imponer un impuesto más por usar un automóvil”. Para ella la instalación de estos aparatos incluye un “reglamento atentatorio contra el vecino”.

Por su parte, Andres Sañudo opina que, al parecer, “todo mundo quiere una política pública a su medida y no a la de la sociedad. Algo que con los parquímetros se está impulsando”.

Mi coche y mi derecho de estacionarlo donde yo quiera

Los vecinos explican que el pago del predial también abarca la calle, por lo que si se cumple con ese servicio “es anticonstitucional que nos pongan otro impuesto más. Es impuesto sobre impuesto. La gente tiene derecho a estacionarse en la vía publica”.

En la Condesa y la Roma, gran parte de los edificios y casas no tienen cochera y el reglamento de este programa marca que sólo se permitirá un espacio de estacionamiento por inmueble, lo que también ha causado molestia entre los vecinos.

¿Y los viene-viene?, ¿y los valet parking?

Mucha gente está en contra de los franeleros, también conocidos como viene-viene. A partir de 2010 se realizaron protestas ciudadanas que alegaban que las personas que vivían de esto se valían de la extorsión, el abuso, las cuotas obligatorias y la apropiación de las calles. Entonces se comenzó a hablar de regularizar esta actividad.

En este sentido, la representante del Comité Ciudadano Roma Norte 1 expresó que ella nunca le ha dado dinero o una cuota a un viene-viene, lo que sí le ha dado es “propina por un servicio que me da”. “Pero yo no acepto que me pongan una cuota por estacionarme”. Y agregó: “ya queda en criterio del vecino si le da o no le da dinero al viene-viene que presta un servicio, estaciona su coche, lo lava y cuida”.

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