Uno de los espacios públicos que ha retomado más vitalidad y belleza es el Monumento a la Revolución. Hoy conocido como Plaza de la República, este sitio fue uno de los que se vio favorecido con el remozamiento por los festejos del Bicentenario. Un nuevo acceso permite caminar por los cimientos originales del monumento, edificados en 1900, y es inevitable fijarse en el elevador panorámico de estructura de cristal que asciende desde el vestíbulo del monumento hasta un mirador desde donde hay una vista increíble de la ciudad; además, en el sótano de la estructura existe un museo, y el salón multimedia Las Crujías brinda proyecciones audiovisuales todo el año. Debido a la majestuosidad de su geométrica explanada, el lugar se ha convertido en el escenario de propuestas culturales que en verdad vale la pena presenciar, y una de ellas nos ocupa hoy: la de la música subacuática.

A la puesta del sol, una fuente iluminada adorna la base del Monumento a la Revolución con luces y chorros de agua que se transforman acompasadamente. Éste será el escenario que enmarcará la presentación de la Orquesta Sinfónica de Minería el próximo miércoles 23 de mayo a las 8:30 de la noche. Mientras la orquesta ejecuta piezas de Samuel Zyman y Mahler, el público podrá sentir la fuerza y pasión de la música bajo las gotas de la fuente iluminada. Este tipo de eventos se conoce como escucha interactiva y tiene el propósito de enseñar a los asistentes música y partitura de manera divertida e intuitiva.

El programa del evento está compuesto por el 3er movimiento de Tres Laberintos Concertantes de Samuel Zyman bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto y el 3er y 4to movimiento de la sinfonía No. 4 de Mahler dirigidos por José Areán. Cabe destacar que la soprano María Alejandres participará en la actividad.

El miércoles, entonces, la Plaza de la República será un buen sitio para hacer algo nuevo y divertido a mitad de la semana. Si te animas a asistir, te recomendamos que lleves tu paraguas o impermeable, pues de lo que se trata es de divertirse y disfrutar la música bajo el agua, no de pescar un resfriado. Ah, y señores de la orquesta, un aplauso, y de pie, por atreverse a hacer este tipo de actividades nuevas y divertidas.