Por Bartolomé Delmar

7. Libera a los animales de los zoológicos de Chapultepec y Aragón.

Podríamos poner en su lugar a nuestros políticos. No queda duda de que, si lo hacemos, los animales irán de forma natural a la Cámara de Diputados y de Senadores (los chimpancés, por inteligencia, preferirán pasear entre cantinas y amistades) y nuestros H.H.H. políticos no se darán cuenta del cambio. Aunque el mundo se esté acabando, no dejarán de gritonearse.

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