En la historia del chilango siempre ha estado presente el agandalle. Desde los aztecas que agandallaban a los pueblos del rumbo, hasta que los españoles nos hicieron lo propio. Sea como fuere se transfirió a nosotros y a veces –sólo a veces– lo sacamos hasta en el volante, por eso acá te dejamos cinco maniobras gandallas que te hacen ver como microbusero o el más vil de los chilangos.

1.- El muégano

La maniobra consiste en circular lo más pegado posible al auto de enfrente. Su práctica tiene varias excusas: quesque para que nadie pase antes que uno, o para apurar al de enfrente, no vaya a ser que llegue tarde y yo también. Si quieres comprobarlo, basta pisar tan solo unos centímetros del carril contiguo para que se active un mecanismo en el conductor de al lado que inmediatamente se pegará al auto que tiene enfrente, formando el muégano.

2.- El farol

No es precisamente aquel individuo que hace acrobacias al estilo “rápido y mugroso”, más bien es aquel que de manera ardida –ya sea porque lograste pasar antes que él en alguna intersección, o falló en impedir tu cambio de carril–, te echa “las altas” durante todo el trayecto que te pueda seguir. Farol, sí, ya sabemos que estás molesto y que no te gustó que te ganáramos el carril. Supéralo.

3.- La VIP

Esta maniobra está motivada por nuestra arraigada sensación de exclusividad. Ocurre cuando en una salida o una vuelta concurrida hay una fila kilométrica para utilizarla. El gandalla en cuestión, obviamente, no se va a formar: va a llegar hasta el principio y pasará antes que todos mediante pericia y habilidad, o descuido y sorpresa del que está hasta adelante. La rechifla de cláxones significará una victoria para quienes hacen uso de tan recurrida maniobra.

4.- La posesiva

A menos que manejes un tráiler, cualquier auto/camioneta/motocicleta cabe en un carril, no obstante muchos de nosotros aplicamos la maniobra posesiva y pensamos que los carriles de al lado también nos pertenecen por derecho divino y los defenderemos –a menos que vayan lento– a lámina y volantazo. Si no me crees, puedes hacer dos cosas: intenta cambiarte de carril avisando con tu direccional y verás que el coche de atrás acelerará e impedirá que pases antes que él. Y si no, espera a que el coche de enfrente intente cambiarse de carril con su direccional prendida y verás que tú mismo le impides el paso. Es casi como selección natural.

5.- El “¡Uy, no te vi!”

Más que una maniobra es una filosofía de vida. Consiste en, literalmente, no ver a ningún otro automóvil. Quienes la profesan suelen cambiarse de carril sin voltear a ver ni espejear siquiera, para ellos no existe nadie más y así evaden cualquier responsabilidad. Ojo, también aplica para ganar lugares de estacionamiento sin importar que alguien más ya los estuviera esperando. La respuesta-disculpa-excusa siempre será un tierno “¡uy, no te vi!”.

¿A ustedes cuáles les han aplicado?