Pocos oficios son tan controvertidos como el de valet parking. En una ciudad con tantos automóviles y tan pocos lugares para estacionarse, hay quienes los ven como un mal necesario. Pero, ¿qué tanto se han ganado a pulso esta fama y qué hay de lo que no vemos de su chamba? Platicamos con El Gabacho, un valet que tiene ya cinco años en esto, y nos contó los gajes de su oficio.

Vámonos tendidos: los valets tienen fama de que son medio uñas, ¿qué hay de cierto en ello?

La fama es real y es porque algunos compañeros lo hacen. Yo en lo personal llevo cinco años en el ramo y no he tenido la más mínima intención de hacerlo, ya que el tipo de gente que atiendo son personas que nos hemos ganado a base de confianza. Pero de que los hay los hay, y por unos pagan todos.

También hay valets que manejan los coches de sus clientes como si fueran suyos, hasta se van a dar la vuelta…

Eso lo llegamos a hacer con autos de la casa, es decir, con el personal del lugar donde trabajamos, ya sea los meseros o los cocineros; personas de nuestra confianza. Pero al igual que tomar cosas que no son de uno, yo sí he visto a compañeros que lo hacen, y sí es molesto, porque como decimos en el ramo “queman el cuadro”.

Con respecto a los robos: ¿Los clientes te han llegado a meter en broncas inventándote que te llevaste algo de sus autos?

Sí, en esta chamba se da mucho esto. Si no es un robo, es un golpe, un tallón u otras cosas. En una ocasión por ejemplo, recibí una camioneta CRV y de inmediato me percato que ya trae dos golpes, por lo que se lo comento a la clienta. Ella me respondió: “Sí joven, el sábado lo meto al taller, ya me dieron la orden”. Al retirar el vehículo, un acompañante de mi clienta comenta que ese golpe no lo tría cuando llegaron. Él entra al restaurante y habla con el capitán, por lo que tuvieron que llamar a la clienta y ella acabó por confirmar que el golpe el coche ya lo traía. Y eso pasa muchas veces, uno por más argumentos que tenga, el cliente siempre quiere tener la razón.

¿Es un trabajo pesado?

¡Sí y mucho! Cuando se junta la chamba ya no comes o cenas, o cuando lo haces es comida fría, pero la atención al cliente es primero. Yo soy de pueblo y descanso cada 15 días, sábado y domingo. Mis días regulares de trabajo son de 8:30 de la mañana a las dos o tres de la mañana del día siguiente, muchas veces es estar hasta 15 o 18 horas seguidas en la chamba. No hay vida social ni personal y todo por no estudiar, jaja. Ahora tengo que vivir en un cuarto de azotea, son cuartos de servicio y ahí dormimos todos apretados, pero ya al menos son dos horas menos de traslados. Algunos trabajamos en la Roma o la Condesa, pero vivimos en Chimalhuacán, Texcoco, Neza o Ecatepec.

¿Cuánto se gana?

De cajón, el salario son 80 pesos más las propinas. Hay gente que da propinas de 2 pesos y ni modo, así es la chamba y hay quien la reconoce y quien no. Muchos creen que el costo del servicio que pagan es para nosotros, cuando en realidad es para el patrón. Hay compañeros a los que les va mejor que otros, dependiendo de su estación. En promedio un valet gana diariamente entre 150 a 350 pesos y si llega el bueno se mocha con la manita por llevarlo a su casa. Ahí es donde uno se raya y aparte evita accidentes.

¿Tú eres de lo que dejan el radio en una estación que el cliente nunca escucha?

Hay quienes tienen esa fea costumbre y claro que está mal. Yo soy de la idea de que el vehículo se nos deja a resguardo y nada más, pero sí he visto cómo compañeros usan el radio y te la dejan en música de otro género y con el volumen alto. Pero no todos lo hacemos.

¿El cliente promedio es grosero o déspota?

Pues algunos, pero depende mucho del trato que uno les dé. Aunque hay algunos que ya vienen así desde su casa u oficina.

¿Te ha tocado atender a famosos?

Sí, a Jesús Ochoa, Alberto Lati, a los Mascabrothers o incluso a la señora Silvia Pinal, muy agradables todos ellos. También otros que además de ser payasos, ni propina dejan.

¿Qué les dirías a tus compañeros que han quemado el oficio?

Soy de la idea de que venimos a ganar una moneda y hay que hacerlo honradamente. Que no usen los vehículos para ir por las tortas o para jugar y que respeten el vehículo así como lo que encuentren en su interior. Y que ojalá se tomen medidas para contratar gente honesta, que no corra, no robe, no se lleve cosas, que trabaje limpio en todos los aspectos.

A leguas se ve que El Gabacho es una persona que respeta su oficio, aunque no a todos los chilangos nos haya tocado tan buenas experiencias con valets tan chidos y eficientes como él. ¿Tú tienes alguna historia gacha con ellos?