Seguro los has visto rodar por Insurgentes, con sus Harleys rugiendo a todo lo que da. Bikers con chaleco de mezclilla, cascos con calaveras y —muchos de ellos— con hermosas mujeres en el asiento trasero.

Los sábados por la mañana salen por la carretera a Cuernavaca en caravanas de más de 30 motos. Es imposible no voltear a ver sus máquinas ¿quiénes son los bikers urbanos y cómo demonios le hace uno para poder pertenecer a su club?

Nos echamos unas chelas con Tacho, miembro de la comunidad Sportster CC una de las más grandes y mejor organizadas de nuestro país.

No es un motoclub, sino una comunidad de cientos de motociclistas de todo el país. “El punto a entender es que hay foros en internet donde la gente se une para preguntar dudas técnicas, mecánicas o saber más de tu máquina; a partir de ahí la gente se comienza a organizar y a abrir sus propios motoclubes. Hay muchos en la Ciudad de México, que dependen del modelo de máquina que tengas o la zona”.

Tacho es veterano en esto de las motos, pero hay gente que lleva muchos más años que él. “De hecho, había un club que se llamaba Los Rucos de Mazatlán con pura gente grande“.

También hay clubes de solo mujeres, como Las Rosas del Camino. Pero si quieres pertenecer a un motoclub en forma, debes de saber que tienen reglas para entrar y una organización jerárquica.

“Los motoclubes tienen presidente, tesoreros, vocales, capitanes de ruta y hasta un personaje muy curioso que se llama sargento de armas, que es el mejor peleador del club. Cuando hay roces con otros clubes, en vez de pelear una batalla campal, echan a los dos sargentos de armas para aventarse el tiro, y luego todos felices”.

Además, muchos de estos clubes tienen su rito para entrar: hay que pasar varios meses para que te entreguen tu chaleco con la insignia del grupo en las que te tienes que pulir para probar que eres un miembro digno. No es tan sencillo.

¡OMG! ¿Todos los motoclubes son así?
No, para nada, en realidad la mala fama de los grupos bikers viene de 1947 en EU cuando, en un pueblo llamado Hollister, hubo una concentración de motociclistas que acabó en caos. Fue un gran escándalo. Las autoridades de EU, para calmar el asunto, dijeron que solo el uno por ciento de los jóvenes motociclistas eran violentos. Por eso, los motoclistas malos [de maldad] se ponen en su chaleco un parche que dice “One Percent” (uno por ciento). ¿Lo has visto?

Tacho continúa: En cambio, en los foros de internet la gente es más tranquila. Ahí se organizan rodadas cada fin de semana, en las que van alrededor de 10 bikers por grupo, hasta unas enormes, como la famosa “Cartoniza” que reúne a cientos de moteros en el Bajío, o las “Rodadas Épicas”, en los que se escoge un punto del país para que lleguen de todas partes.

“Hay que entender que si tienes una moto buena, te va a costar unos 150 mil pesos en promedio. No son baratas. Para poder comprarla tienes que tener un trabajo decente y ahorrarle: los miembros del CC son abogados, arquitectos, actores, químicos o comerciantes que están unidos por el amor a su máquina. Muy pocos de ellos se la viven en el relajo”.

¿Entonces no es cierto que se la pasan borrachos hablando de pistones y mujeres? Tacho se ríe cuando nos cuenta que sí, en efecto, los puntos de encuentro generalmente son bares en los que llegan a un acuerdo con el dueño para poder juntarse ciertos días de la semana para hablar de la siguiente rodada o lo que pasó el fin anterior.

Se hacen muchos lazos de amistad en esos lugares, pero también enemistades que acaban en formar sus propios grupos separados. La Ciudad de México es muy grande, así que hay por todos lados.

Lo que debe de saber un novato antes de meterse al mundo de los bikers es que hay que ser responsables: no se trata de comprar una moto para meter pata en el camino. Las rodadas tienen reglas bien establecidas, con una organización impecable para que no haya accidentes.

Aunque parezca que todos van en tropel, hay que dejar cierta distancia, aprenderse las señales con las que se comunican cuando van a toda velocidad y aprender de los de más experiencia.

Al final, el espíritu biker es alejarse de la ciudad, andar por la carretera y probar la libertad que te da andar en moto. Y sobre todo, hacer amigos.

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