La gastronomía chilanga de la calle incluye tortas de tamal, hot dogs, hamburguesas, tacos de guisado, tacos de canasta, barbacoa, carnitas y muchas cosas más. Pero también está la rica botana para llevar comiendo, que puedes encontrar en los parques, bases de camiones y a la salida del Metro.

No hay experiencia más defeña que subirte a un microbús cuando la persona de junto está deleitándose con unos esquites con queso y mayonesa (¡ese olor que inunda el transporte!), o mejor aún, salir con los hijos y comprarles unos churritos con limón y salsa que, a falta de servilletas, irá a parar a los pantalones recién lavados.

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Botanas

Pero ésa es la botana normal. Existen otras curiosidades gastronómicas llenas del mexican curious, que no podrás encontrar en ningún otro lugar del país. En Chilango nos lanzamos al Bosque de Chapultepec, al Metro Indios Verdes y a la Alameda para encontrar la botana más asquerosamente sabrosa.

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Dorilokos

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El escritor Jorge Flores-Oliver ha definido a los Dorilokos como “el vómito de dios”: una mezcla que luce muy mal pero que -según los entendidos- llena el paladar con sabores indescriptibles. Su preparación es complicada: abre uno la bolsa de frituras (con tijeras por un lado y no de arriba, detalle importante) y le pones pepino rallado, jícama y zanahoria. Posteriormente, se le echa un puño de cacahuates, churritos con chile, salsa roja, chamoy y limón; los más audaces le ponen un tanto de cueritos de cerdo. Se sirve con un tenedor para no llenarse los dedos de tan delicioso manjar ¡órale!

Chicharrones preparados

Un clásico chilango: a un chicharrón de harina se le pone crema encima con una brocha. Después se cubre de cueritos de cerdo a placer, lechuga, jitomate y salsa Valentina. La lechuga se puede sustituir por col y si el cliente lo pide, se le pone cebolla encima. Estudios de laboratorio demuestran que este chicharrón contiene todos los elementos de la pirámide nutricional y todos los elementos de la tabla periódica. Acompáñese con una pecsi.

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Chitos

Botana milenaria hecha con carne seca de burro o caballo, deshidratada con sal y enchilada. Sirve -según algunos- para aguantar seis partidas de dominó en la cantina antes de que le puedas dar una mordida o para pasear por todo el Bosque de Chapultepec sin que te dé hambre.

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Esquites con pata de pollo

Modo de preparación: se hacen unos esquites normales, con granos de elote y epazote. Aparte, cueces dos kilos de pata de pollo (mollejas o pescuezos, según el gusto del cocinero) y ya que están a medio cocer se lo echas a los esquites pa’ que suelten su jugo. Modo de servirlo: llenas un vaso de unicel con esquites y lo adornas con la pata de pollo (el toque gourmet es acomodar la pata para que los dedos sobresalgan). Modo de comer: con salsa Valentina y limón ¡y a morder ese cartílago!

Huevo duro

El vendedor toma un huevo duro, lo pela en menos de cinco segundos y lo echa en una bolsa de plástico. Le da una machucadita para que se deshaga y lo llena de salsa roja y limón ¡Qué aroma! El comensal puede hacerle un hoyito a la bolsa por debajo para ir pichicateando su huevito. No hay tentempié mejor para ir en el microbús de Indios Verdes en hora pico.

Tlayuda

No la tlayuda oaxaqueña, sino unas tostadas enormes y duras de maíz azul: las más famosas se encuentran a la salida del Museo de Antropología. La vendedora agarra su tlayuda y le pone una camita de frijolitos. Luego le pone nopalitos, su jitomatito, su cebollita, su cilantrito, su quesito blanco y su salsita. El cliente no le da ni dos mordidas cuando se rompe por el centro, pero para eso te dan doble papelito de estraza.

Éstas son las que encontramos ¿conoces alguna otra botana asquerosamente rica? ¿Cuál es tu preferida?