Nos prometemos que en el año que está por comenzar vamos a ser mucho mejores que lo que fuimos en este, y nos ponemos una lista tan larga de cosas por lograr, que más bien parece carta Santa Claus. Al final de año, ¿qué pasa? no cumplimos absolutamente nada. Esto pasa porque no sabemos establecer nuestros propósitos. Acá les pasamos unos tips.

No intentes hacerte perfecto

¿Realmente quieres ser el más escultural y el más trabajador de la oficina? Muchas veces nos exigimos cosas que realmente no nos van a hacer más felices, y que por lo tanto no vale la pena cumplir, ni intentar. ¿Realmente quieres parecer modelo de ropa interior si tu pareja está feliz contigo tal y como eres? Piénsalo.

Ponte metas realistas

Regresemos al ejemplo del modelo de ropa interior. Si tienes una gran panza chelera y toda la comida te hace ojitos, tu meta no es conseguir cuerpazo: es dejar de tragar como cerdo y ponerte a hacer ejercicio. ¿Ya no suena tan fácil, verdad? Tal vez tener tu cuerpo soñado es aspirar a mucho (por lo menos en sólo un año), pero proponerte bajar unos kilitos, aunque todavía no te veas como escultura griega, es más real.

No te satures de propósitos

¿Por qué? Primero porque seguro se te van a olvidar, y segundo porque hay que ser realistas: nadie tiene tanta fuerza de voluntad. De toda tu kilométrica lista de cosas que quieres cambiar de ti, toma las tres que más te importen y conviértelas en tus propósitos. Mientras menos sean, es más fácil concentrarte.

¿Qué es lo que vas a hacer para lograrlo?

Esto es lo más descuidado y lo más importante a la hora de hacer propósitos. ¿Cómo pretendes lograr algo si no sabes ni cómo hacerle? Digamos que tu meta es comprarte un depa. Debes pensar de la forma más detallada cómo le vas a hacer. ¿Vas a trabajar más? ¿Recortar tu presupuesto? En fin, échale un ojo a las cosas que debes hacer para llegar hasta donde quieres.

Con base en lo anterior, analiza

Ya sabes qué tienes que hacer, y qué camino te va a llegar a tu meta. ¿Estás dispuesto a seguirlo? ¿Quieres dejar de fumar, pero no podrías vivir sin tu cigarrito después de comer? Piensa en qué tanto estás dispuesto a sacrificar, y si vale la pena. Este análisis seguro va a depurar enormemente tu lista de propósitos, pero por lo menos te vas a poner metas que seguro puedes cumplir.

Aterriza tus metas

Sé lo más concerto que puedas con tus propósitos. “Quiero estar flaca” está muy chafa. “Quiero bajar 5 kilos de aquí a agosto” es más concreto, y por lo tanto, más cuantificable. Eso te ayudará a medir tu progreso durante el año, y te hará más consciente de la cantidad de esfuerzo que necesitas hacer.

Proponte cosas que dependan de ti

Lamento informar, pero “encontrar el amor de mi vida” no es un propósito. De hecho, nada que no puedas lograr tu solo es un propósito. Esos más bien son sueñitos cursis de los que te tienes que deshacer, o por lo menos hacer que no sean lo suficientemente importantes como para considerarlos “propósitos”. Recuerda que por más que busques a tu media naranja, tal vez su propósito fue volverse ermitaño. Mala suerte.

No pierdas el ánimo

Aunque suene a choro de superación personal, es cierto. Lo más importante que necesitas a la hora de ponerte propósitos es creer en ti mismo y saber que si quieres algo y te concentras, puedes lograrlo. Tal vez en un año no consigas robarle el puesto a tu jefe, pero seguramente lograrás una promocioncita. Recuerda que si quieres, puedes. Eso sí, no esperes que las cosas te caigan del cielo, porque así no funciona la vida.