Alguna vez en la vida todos hemos estado en pleno cuadro de estrés ante la inseguridad de mantener nuestro trabajo.

Por eso te traemos esta lista, para que no te agarren desprevenido/a en caso de que el mero mero (o mera mera) de tu oficina esté pensando en deshacerse de ti.

1. Evita saludarte

Es el primer síntoma de que algo anda mal. Haberte burlado del feo atuendo que usó en el aniversario de la empresa no es la razón por la que ya no está interesado/a en saludarte. Así que ve pensando cómo esquivar la desgracia que podría caer sobre tu cabeza, aún estás a tiempo de evitar tu cruel destino corrigiendo algunas actitudes y mejorando tu desempeño.

2. Eres una X en las juntas

Dejaste de sentirte cómodo en las reuniones porque notas la presencia de un ambiente extraño que incluso ha provocado que llegar a la sala de juntas con tu pan y café para amenizar el momento, ya no sea divertido.

3. Excluido/a de la vida social

Si ya llegaste a este punto ¡aguas! Todos en la oficina se darán cuenta de que te ganaste la posición del apestado/a y comenzarán a sacarte del círculo de amigos poco a poquito (siempre será mejor estar del lado del más fuerte, pensarán). Que tu superior ya no te pueda ver ni en pintura habla de que estás en la cuerda floja.

4. Habla mal de ti

Ya no le importa lo que el resto de sus empleados piensen sobre ti. Se nota la campaña sucia que hay en tu contra con todos los trapitos al sol que últimamente se ha dedicado a publicar. Eso de emborracharse con el jefe y soltar la ‘sopa’ (literal) no fue tan buena idea.

5. Hace cenizas tus propuestas

Todo lo que salga de tu boca será una mala idea según su criterio y el de tus compañeros, que sabrán seguirle el juego (¡bola de barberos!). Nada de lo que digas será tomado en cuenta porque está dispuesto/a a terminar con tu paciencia. Igual y tú mismo/a te animas a renunciar y le ahorras una lanota.

6. Eres un cero a la izquierda a la hora de la comida

En tiempos mozos formabas parte de un nutrido grupo de Godínez que salían (sin falta) a comer en punto de las 3. Ahora te vez obligado/a a escoger un horario diferente para evitar el oso de que te vean comer solo/a, porque desde que la desgracia llegó a tu vida, eres como el leproso al que nadie, nadie (ni la ñora del aseo) quiere arrimarse.

7. Se incrementan tus horas de trabajo

Sin problemas decide que tú eres el elegido para trabajar un poco más para alcanzar los objetivos del mes. Así que ve haciéndote a la idea de ver menos a la novia, o novio, y mucho menos a la familia. Insistimos, ve leyendo de nuevo el punto 5, suena cruel pero le encantaría que te animaras irte por tu propio pie.

8. Eres el afortunado que realizará la chamba extra

Ni modo, si no entendiste el punto en el que tu horario de trabajo se extendía, seguro que hacer la chamba de todos sí te quedará claro. Este es el último paso, el más desesperado de tu jefe/a para decirte adiós para siempre sin una sola gota de dignidad.

Ni hablar, estás destinado/a a formar parte de las estadísticas del desempleo de esta gran ciudad pero, anímate, te tenemos una buena noticia (entre todas las malas), serás candidato a reclamar tu seguro de desempleo sin problemas.