En la Ciudad de México, esas imágenes de tardes cálidas y personas con poca ropa durante el verano equivalen a las de los niños en trineo esperando la Navidad. Lo que caracteriza al verano en la CDMX es la lluvia, la cual está presente casi todos los días desde la segunda mitad de la primavera hasta la primera mitad del otoño… y, a veces, un poco más.

Sin embargo, parece que los chilangos no se han acostumbrado a este clima y siguen padeciendo algunas de las cosas que enumeramos a continuación.

1. El tránsito se triplica

Extrañamente, al caer las primeras gotas de lluvia, una de las primeras cosas que pasan en las calles de la ciudad es que el tránsito parece triplicarse y se vuelve 10 veces más lento de lo que ya es. Una parte por precaución a la hora de manejar pero otra gran parte es inexplicable.

Pareciera que a todos los automovilistas que circulan por Periférico, Insurgentes, Universidad, Mariano Escobedo, Circuito Interior y otras arterias se les activa un chip que provoca, primero, que se pongan de mal humor y, luego, bajar la velocidad.

Esto significa que, en minutos, se generarán largas filas de autos que no van a ningún lado y que inspira esa presunta creencia de algunos que mágicamente hará que avancen todos los vehículos que tienen adelante: el claxonazo.

2. Agarra desprevenidos a los chilangos

Como los tacos de canasta y los microbuses, la lluvia es parte del paisaje de la Ciudad de México; sin embargo, son pocos los habitantes que de verdad consideran ese factor climatológico para comprarse ropa.

En comparación de otras ciudades lluviosas del mundo, los chilangos no suelen vestir gabardinas, rompevientos o botas, y creen que una chamarra o correr durante tres cuadras es más efectivo contra el agua que un impermeable.

Algo similar pasa con el paraguas. Basta con observar una tarde de junio a los godínez que andan por las calles de Polanco para descubrir que muy pocos de ellos llevan un paraguas lo suficientemente funcional para evitar que se moje su traje.

En el DF no hay que revisar el estado del tiempo para saber si va a llover entre mayo y octubre, ¿entonces por qué los chilangos no salen a la calle preparados para la lluvia en vez de pensar que todo el tiempo es primavera?

3. La marcha de los trenes es lenta

En las líneas del Metro que tienen tramos de superficie, como la 2 y la 5, una de las peores pesadillas es que te toque que por los altavoces surja la voz de una grabación o del conductor anunciando que la marcha de los trenes será lenta debido a la lluvia.

La lluvia en la Ciudad de México suele coincidir con las horas pico (o al revés), así que, el Metro suele estar lleno de personas, con el aumento de calor y de humedad que eso provoca en un vagón que tiene las ventilas cerradas para que no se meta el agua y unos ventiladores que son insuficientes.

Como la marcha de los trenes es lenta en la parte superficial de las líneas de Metro, obviamente se genera que en los tramos subterráneos también haya retrasos… lo inexplicable es que en otras líneas que no tienen estaciones a nivel del suelo también el convoy avanza a paso de tortuga. Otro fenómeno inexplicable de la lluvia chilanga.

4. Las ‘encharcamientos’

Hace unos años, a alguien se le ocurrió que la palabra “encharcamiento” sonaba más poética y menos agresiva que la palabra “inundación”, así que, desde entonces, el Periférico o el Viaducto no se “inundan”, sino que solamente se “encharcan”.

Independientemente de lo que diga el diccionario, lo cierto es que, cuando llueve, el agua se sigue acumulando en su cauce natural (gran parte del DF era una laguna) y grandes obras, como el Segundo Piso, siguen “encharcándose” en algunos tramos, sin contar las molestas goteras que padecen los que van en los carriles inferiores.

A pesar de que, previo a la temporada de lluvias, las autoridades tratan de limpiar las coladeras, siempre hay una nueva sorpresa en algún paso a desnivel o en alguna avenida bloqueada por la caída de un árbol. La canción dice que “México en una laguna”, y cada temporada de lluvias podemos comprobar que esa frase es muy acertada.

5. ¡Hace frío!

Los chilangos estamos tan acostumbrados al clima templado que no nos damos cuenta de que usamos chamarra en verano.

Aunque durante las horas del mediodía hace calor, después de la lluvia suele descender la temperatura, y si el mal clima se mantiene un par de días, la ciudad suele amanecer fresca y viendo con extrañeza las fotos que llegan al Twitter mostrando a la gente en París disfrutando del sol como si estuvieran en la playa.

El cliché dice que en verano hace calor, pero el DF, ese estereotipo de verano es más común vivirlo durante pocos días por allá de la primera mitad de la primavera… cuando nos quejamos del calor.

¿Qué otra cosa cambia en la Ciudad de México cuando llueve?

También checa:

¿Quién se murió en la Barranca del Muerto?
¿Dónde está la viga que le dio nombre a la calzada?
Curiosidades de la Basílica de Guadalupe