Muchos lo hemos practicado. Algunos lo hicieron por un tiempo, no les gustó y lo dejaron. Otros se engancharon y tienen relaciones “sanamente perversas” por esta vía. El resto lo utiliza como una carnada para llegar a un dulcesito mayor: conseguir una fotografía de él/ella con lencería, o cualquier otra imagen más explícita. Y, quién sabe, en una de esas logran el ansiado premio mayor: el empiernamiento.

A nosotros no nos gusta el sexting. Creemos que los mensajes eróticos son mucho más poderosos cuando se dicen al oído que cuando se tienen que textear (además, qué perdida de tiempo y esfuerzo de parte de nuestros pulgares). Respetamos a quien lo practique y a quienes les haya funcionado, hayan ido a donde hayan tenido que ir y venido con la certeza de que, sí, existe el cielo. Felicidades. Pero esto no es para ellos. Esto es para quienes, como nosotros, no se ponen jornis con esta práctica por lo siguiente.

1. En estos tiempos todo el mundo escribe como si supiera hacerlo. Uno no elige a sus amantes y, evidentemente, ellos no tienen la obligación de ser unos exquisitos en el lenguaje como lo es uno. A veces una falta ortográfica es como una patada en el estómago. Perdón pero bastaría con que esas cosas sucias las escribieran correctamente, pero eso no pasa casi nunca.

2. Sí, conoces a la otra persona, te gusta, sabes que le gustas, pero lo que no sabes es si se está riendo de ti. A lo mejor tú estás acá todo prendido enviándole tu mejor material y, ella, está con sus amigas y… bueno, no queremos decir más, pero debes saber que cuando una mujer quiere algo, lo consigue. Y entonces no sólo será una la que se ría de ti. Serán cinco.

3. Resulta que tu bombón tiene un momento de libertad y decide darle gusto al gusto y no andar desperdiciando las horas muertas, así que a hacer algo productivo: sextearte. Sin embargo, no cuenta con que tú estás en plena junta, en una entrevista de trabajo, en la fila de Hacienda, junto a tucompañero Godinez que está comiendo con la boca abierta mientras tú intentasleer tus mensajes sexososo teniendo un romance al que él/ella no fue invitado. Y, bueno, total que aquel tendrá una reunión privada consigo mismo, y ese no era el plan: la fiesta era de dos.

4.Siempre resulta súper sexy tomarse fotos como dios te trajo al mundo, en el caso de las mujeres. No sólo porque te contentas contigo misma sino porque siempre puedes profundizar en tu sensibilidad artística (ay,sí). Ignoramos cómo sea para los hombres. Bueno, no. Pero para ellos no sólo se trata de piel y curvas. Ustedes saben hasta dónde pueden llegar ellos. Y, bueno, uno no sabe a dónde pueden ir a parar esas fotos en cueros y esos videos sexuales.

5. Hay quienes se dejan llevar por la seguridad que da un teléfono, una computadora, un iPad y se le salen todas esas perversiones que habían estado tan encerradas durante tiempo. Pero, ¿quién nos da la certeza de que, a la hora de la hora, todo eso que nos está prometiendo se va a cumplir? ¡Esas son puras mentiras!

6. ¿Y si resulta que te gusta conservar todas esas eróticas conversaciones porque igual y un día te avientas a escribir ese libro que tanto te dicen que funcionaría…? ¿Qué pasa si alguienagarra tu celular y no sólo se entera de todas tus bajas pasiones y de las del ciudadano en cuestión si no que te roba la idea? Fail.

7.La otra es que nunca sabrás qué sucederá con esaspruebas por escrito de lo “atrevida/o” que puedes llegar a ser. Sí que necesitas sentir mucha confianza por el otro.

8. ¿Alguien que quiera hablar del autocorrector de su smartphone? Imagínate que estás con el otro –de lejos, obviamente– a punto de la explosión alfabética, y por un error de dedo el grito ahogado termina en carcajada incómoda o en cara de incomprensión, adiós pasión.

9. Ahora la pregunta es: ¿Cómopueden maniobran con un smartphone y consigo mismos a la vez? ¿Dónde quedó la higiene? ¿Desde cuándo le hacen al malabar?

10. Siempre corres el riesgo de que, por la emoción del momento, te equivoques de contacto y termines enviándole tu súper sexy mensaje a tu hermana mayor o, peor, a tu papá.