Por Aldebarán Rodríguez

Han pasado ya varios años de que Sharon (Adelaide Clemens) gracias al sacrificio de Rose (su mamá), pudo escapar del demoníaco pueblo de Silent Hill; sin embargo durante todo este tiempo ella y su padre Christopher (Sean Bane) han sido acosados por los ataques de unos extraños espirítus que son enviados por La Orden(un grupo de fanáticos religiosos que busca traer a este mundo a su dios, para lo cual necesitan llevar a Sharon de vuelta a Silent Hill y utilizarla en sacrificio para que su dios renazca a través de ella).

En la primera parte de Silent Hill del 2006 quedó bien en claro que la cinta, a pesar de basarse en el videojuego, no estaría inspirada al 100% en él. Este detalle claramente se nota en esta segunda parte, en la que el director y guionista británico Michael J. Bassett (Solomon Kane), de una forma muy acertada, se encarga de trasladar todo el survival terror del videojuego a la pantalla grande, amalgamando perfectamente partes de la historia original del juego (parte tres) con la continidad de la historia de la primera película.

Bassett logra –además de darle una continuidad lógica a la cinta– crear una nueva película que, para verla y entenderla, no es necesario ser fanático del videojuego, ni haber visto la primera Silent Hill. Este acierto se debe –en parte– a la misma complejidad de la historia, que no deja en el espectador ninguna duda que no sea forzosamente necesaria para el correcto desarrollo del filme. También se agradece el respeto a la continuidad de todos los personajes establecidos en la precuela.

Al igual que en el videojuego, los momentos de mayor tensión ocurren antes y durante la aparición de los entes demoniácos, que surgen cada vez que el mundo físico que conocemos se metamorfosea en uno infernal. Otro aderezo: a los monstruos clásicos (“sexis” enfermeras sedientas de sangre con sus rostros desfigurados y el gigante cabeza de piramide) se les suman nuevos personajes, como niñas y payasos canibales y una especie de monstruo araña con un cuerpo hecho de maniquíes, entre otros más.

La excelente banda sonora compuesta por Akira Yamaoka crea una atmosfera lugubre y pesada que incia desde el momento en que Sharon llega a Silent Hill, y no desaparece hasta el final de la cinta. Por final nos referimos a quedarte en tu asiento hasta que terminen de pasar los creditos.

Si lo que quieres es ver una película de un terror diferente al que ya conoces, entonces ésta puede ser una buena opción.