–PorOswaldo Betancourt L.@rockswaldo

Es la cuarta ocasión que Diego Luna toma las riendas de la dirección y una vez más el guión fue coescrito por Augusto Mendoza, con quien ya había hecho anteriormente Abel. El par logra darle profundidad a una historia simple a primera vista. Ambrose Eubanks, un criador de cerdos que está a punto de perder su granja, decide encontrarle un hogar en México a Howard, uno de sus mejores porcinos, pero al complicarse su misión, recibe ayuda de su hija Eunice.

Es interesante que la cinta anterior de Luna (Cesar Chavez, 2014) sea sobre braceros en Estados Unidos y aquí los protagonistas son dos estadounidenses adentrándose en nuestro territorio, en búsqueda de una especie de tierra prometida. El director sigue encontrando vertientes interesantes para hablar sobre el paso de un país a otro, el polémico tema de la frontera tan presente.

Al principio resulta extraño ver a Danny Glover y Maya Rudolph en un papel dramático, pues no sólo ambos vienen de la comedia, sino que además él es bien conocido por su paso en películas de acción como Arma Mortal, pero es cuestión de darles tiempo porque Diego consigue dotar de verosimilitud sus actuaciones y le da complejidad a sus personajes, prueba de ello es el deterioro tanto físico como emocional del protagonista. Sumado a eso, hay un buen manejo de actores mexicanos a pesar de tener papeles secundarios.

Hay que concederle valor a la propuesta, pues son pocos los cineastas del país que se animan a contar historias así, con talento extranjero. Si bien tiene un desenlace previsible, le da un buen cierre a esta road movie cargada de emociones, que cumple con aprovechar el paisaje nacional.