Judd Apatow es el hombre de comedia más importante de los últimos diez años. Y si no lo conoces es por una razón muy simple: no es actor. Es un productor/director que le ha dado una nueva vida a las risas gringas. Ya no se basa en la mofa absurda, ni tampoco en la broma física. No, sus guiones son un poco más cerebrados y toman contenidos sexuales y masculinos. Como si fueran comedias románticas para machines. En esta nueva cinta, sigue blasfemando y bromeando acerca de los órganos reproductivos pero, ahora se vuelve más serio con su obra más madura acerca de un comediante que tras enterarse que está a punto de morir, decide redimirse. Cliché. Para lograrlo, decide reclutar a un aspirante a actor como su asistente/esclavo/amigo que lo ayudará durante el proceso. En el camino, hay muchos chistes y secuencias de cómo se vive un stand-up show; cerca del final tratará de recuperar al amor de su vida (que ya tiene una familia). Lo mejor de la cinta son las actuaciones secundarias: Eric Bana, Jonah Hill, Jason Schwartzman y la guapa e indie Aubrey Plaza.