Por Carlos Arias

Un inmigrante desconocido aparece muerto en pleno desierto de Arizona, Estados Unidos. Es uno más de los miles de indocumentados desaparecidos en la última década en frontera de México con Estados Unidos, inmigrantes anónimos de quienes nunca se vuelve a saber nada. El cuerpo del hombre muestra signos de descomposición y no existe ninguna identificación, pero tiene algo especial, un tatuaje en el pecho el que está escrito lo que parece ser un nombre propio: “Dayani Cristal”.

Este es el punto de partida de ¿Quién es Dayani Cristal? (2013), un documental producido, actuado y narrado por Gael García Bernal, bajo la dirección del británico Marc Silver.

El documental, que obtuvo el premio a mejor fotografía en documental en el pasado Festival de Sundance, ofrece un recorrido por la ruta de los indocumentados que cruzan todo México rumbo a Estados Unidos. A la manera de un detective, Gael sigue las huellas de este inmigrante anónimo y documenta la tragedia humana de miles de personas que como él se desplazan por México, ya sean del país, centroamericanos o de otras regiones del mundo.

Se trata de un documental como deberían ser todos, que presenta sus argumentos con el poder de la imagen fílmica, con mínimas intervenciones habladas, sin entrevistas que lo hagan confundirse con un reportaje de televisión. Es cine, no un clip de noticias, y por lo tanto no necesita mostrar “los dos lados” de un tema sino la visión personal de su realizador, la capacidad de exponer y defender su punto de vista para narrar una historia humana.

García Bernal ocupa la mirada del espectador, toma el lugar del hombre desaparecido y consigue poner a la película del lado de los indocumentados, justo aquellos que están ausentes de los debates sobre leyes de inmigración.

¿Quién es Dayani Cristal? asume los recursos del documental más actual, que no se queda en la pura denuncia o exposición de los hechos sino que emplea recursos dramáticos y narrativos, como la investigación detectivesca que incluye médicos forenses, un misterio, un largo viaje, un personaje y la revelación de los hechos.

Pero sobre todo, la película consigue entrar en la subjetividad de las personas, su humanidad más profunda, en un viaje donde interviene la fotografía para cargar al relato de belleza, aún en medio del dolor.

El director Marc Silver ya había trabajado en México junto con Gael García Bernal, en torno de proyectos de Amnistía Internacional en el sureste del país. La autoría de esta película aparece compartida por Silver y Gael, quien participó en todo el proyecto desde sus inicios en 2008.