Por Carlos Arias

Estamos en la ciudad de Los Ángeles, California. Un delincuente de poca monta, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), está en busca de la “oportunidad de su vida”. Esta llega cuando descubre que los accidentes o crímenes nocturnos pueden ser una fuente de dinero para aquellos que los graban en video y los venden a las televisoras, que necesitan reortes de hechos sangrientos para los noticieros de la mañana. Estos buscadores nocturnos de historias de sangre son los “nighcrawlers”, y el protagonista se convertirá en el más sucio y ambicioso de todos ellos.

Este es el inicio de Nightcrawler (2014), una película escrita y dirigida por Dan Gilroy que consiguió una bien merecida nominación al Oscar por Mejor guión original. La película presenta diversos temas que tienen fuertes resonancias actuales, tales como el poder de la televisión, que construye sucesos noticiosos según un criterio que nada tiene que ver con la verdad. Pero también la construcción de falsos crímenes, el aprovechamiento de las víctimas y la impunidad de las grandes cadenas noticiosas para romper la ley.

Según dice la directora de noticias del canal 6 de Los Ángeles, Nina Romina (Rene Russo), las noticias necesitan víctimas blancas anglosajonas y criminales miembros de minorías étnicas que puedan ser culpabilizados. Así funcionan las noticias, y cuando los hechos no se ajustan, muy pocos dudarán en mentir sobre los hechos.

A lo largo de casi dos horas, la película aprovecha también de hacer un recorrido nocturno por diversas zonas de la ciudad de Los Angeles, mientras muestra cómo el personaje de Lou Bloom va creciendo en locura detrás de una cámara de video.

La película tiene algunas de sus referencias en Taxi Driver, en tanto que el actor parece haberse inspirado en gran medida en Robert de Niro para desarrollar a este buscador de noticias en video que termina envuelto en los crímenes que reporta, como instigador de los sucesos violentos. Esta vez el taxista nocturno es reemplazado por un no menos sicopático reportero a bordo de un Charger SRT, con el cual corre para llegar al lugar de los hechos antes que sus competidores o que la policía.

Rene Russo, quien hace algunas décadas brillaba como la novia de Mel Gibson en Arma Mortal 3, reaparece en la pantalla como la contraparte femenina del protagonista, una periodista televisiva sin escrúpulos, conocedora de que una buena escena de sangre siempre levanta el rating televisivo.

La película se presenta al inicio como una mirada a la locura del personaje, avanza luego hacia una crítica social y termina sumergiéndose en un thriller que llega a puntos de alto suspenso y de acción. La consabida y esperable persecución final a bordo del auto deportivo no es el único clímax de la película, pero posee más capacidad de mover al espectador hacia el borde del asiento que aquellas películas pensadas solamente como carreras y persecuciones.