En esta aventura frenéticamente alocada donde se mezclan violencia, drogas y risas con tanto abandono que no podrá evitar amar la audacia de todo ello, Seth Rogen y James Franco pueden compararse con Laurel y Hardy pero luego de haber fumado varios pitos de marihuana.
Historia
En otra película más de diversión estival de la línea de producción en masa de la fábrica Judd Apatow, Dale Denton (Seth Rogen) es un joven – cuyo físico delata su gusto por la comida- que se gana la vida entregando citaciones. Cuando no está de visita en casa de su proveedor de marihuana, Saul Silver (James Franco) donde se compra la mejor y más potente marihuana del planeta se pasa ratos con su linda noviecita Angie (Amber Heard) -que es además menor de edad y pudiera traerle algunas consecuencias indeseables. Esta vez la película lleva el nombre de un tipo de marihuana, Pineapple Express, una especie tan letal y única que Dale hesita antes de inhalar. Pero cuando se dispone a entregar una citación al notorio traficante Ted Jones (Gary Cole), es divisado por el hombre que está cometiendo un asesinato. Dale pierde los estribos y sale espitado del lugar dejando detrás pedacitos de su preciada marihuana – tal como hizo lo hizo Hansel en aquel cuento de niños – lo cual señala el camino a Saúl. Lo que sigue es la propia locura de los porros de marihuana al desarrollarse la acción donde Dale y Saúl en serios aprietos se ponen las pilas para escapar de Ted y sus locos gorilotes (Kevin Corrigan y Craig Robinson). Esta hazaña está repleta de encuentros extraños y experiencias casi mortales: cabezas rotas, orejas en rebanadas, cuerpos machucados – bueno todo lo que quiera ver Pineapple Express lo tiene.
Actuación
Rogen y Franco son el yin y el yang del circuito de la comedia ya que sus estilos cómicos son totalmente opuestos pero se complementan perfectamente. Resulta sumamente entretenido ver a Rogen realizar el papel de Dale con ese elevado nivel de histeria y desespero exagerado — es decir hasta que uno desea que se calme y tome un poco de aire. Franco se roba la película en su papel del empedernido fumador de marihuana. Con sus interminables incongruencias y comentarios sin sentido alguno, Franco convierte a Saul en uno de los personajes más entrañables e hilarantes del año. Aunque la película le pertenece a esto dos personajes, haría falta mencionar muy especialmente a Danny McBride como Red, el infiel proveedor de Saul o con quien comparte su afición por la hierba.. Cole es la maldad personificada mientras que Rosie Perez es su cómplice.
Dirección
David Gordon Green, un director de pequeñas películas independientes algo deprimentes como All The Real Girls y Snow Angels parece estar disfrutando enormemente con todos los juguetes que Apatow le ha facilitado en esta producción. Su adepto manejo de los choques de vehículos, de la extrema violencia y la anarquía general que vemos en pantalla, Green logra mantener un ritmo de acción indetenible donde la risa tampoco cesa. La película fue filmada con mucho estilo y los estándares de producción se mantuvieron bien altos, aunque lo que vemos en la pantalla es básicamente una escena de destrucción tras otra. Trabajando con el guión escrito por los escritores de Superbad Rogen y su socio Evan Goldberg, Green logra evocar el espíritu de una película de amigos disparejos como Midnight Run pero aumentándole la velocidad, el ritmo y el ruido para acoplarla con los requisitos para lograr mantener el interés del público. Aunque no es súper buena como lo fue la película Superbad, sí es súper divertida para los que gustan mezclar lo frívolo con la matanza.