Por Iván Ramírez

El cine de terror es un género que comenzó a ganar popularidad dentro de lasproducciones mexicanas en años recientes. Hay buenos intentos, sin embargo,Morgana no es el caso. Resulta difícil creer que el escritor depelículas de culto como Pedro Navaja (1984), haya dirigido Morgana, con el tan pobre desarrollo de sus personajes y con esa facilidad de convertirse, a ratos, en una cinta de humorinvoluntario.

Morgana (Siouzana Melikian) es una chica tímida, atormentada enpesadillas por Mercedes (Alejandra Tosaint), el espíritu sin descanso de una jovendel siglo XIX, que enloqueció y se suicidó a raíz de que su hijo le fue arrebatadojusto después de nacer, en un afán de cubrir las apariencias.

Debido a las pesadillas,Morgana desarrolla problemas depresivos que acentúan su personalidad retraída,sumándose también el acoso de la tía Carolina (Lilia Aragón), una mujer mojigata ysobreprotectora, pero incapaz de mostrar afecto por su sobrina.

La necesidad de deshacerse de las pesadillas lleva a Morgana a internarseen una búsqueda por resolver el misterio de quién era Mercedes y la relaciónexistente entre su suicidio en un lago brumoso, una casona abandonada, una vieja
leyenda del pueblo donde habita y una muñeca de porcelana que le fue obsequiada ensu infancia.

El único que parece conocer la clave del misterio es el jardinero de la casade la tía Carolina, Agustín (Luis Felipe Tovar), un hombre entrado en años y que aratos parece demente, pero que sabe más de lo que aparenta.