Por Carlos Arias

En los años 50 el símbolo de la entrada de la mujer al mercado laboral era la profesión de secretaria. Este es el rumbo que toma la vida de Rose Pamphyle, una chica pueblerina que es contratada como secretaria y se convierte en estrella de los concursos de “velocidad dactilográfica”, primero en Francia y luego en Nueva York.

La película se titula en francés Populaire (2012), y fue bendecida en Español con el poco afortunado título de La historia entre tus dedos, el nombre de una canción que no tiene nada que ver con la historia.

Se trata de una “comedia sofisticada” a la francesa, pero bien que pudo haber sido estalarizada por Cary Grant y Doris Day en la década de 1950. Un homenaje al cine de la época, ingenuo y familiar, sin grandes profundidades. Los años 50 aparecen como un mundo idílico y nostálgico, cuando la Segunda Guerra quedaba atrás y asomaba una “modernidad” que hoy parece perfectamente anacrónica.

La anécdota arranca en Normandía, cuando Rose (Deborah Francois) decide abandonar su vida pueblerina de hija de un tendero, y prometida del hijo del mecánico local, para convertirse en secretaria de Louis Échard (Romain Duris), un pequeño empresario local de los seguros, quien descubre su extraordinaria rapidez para escribir a máquina.

La historia de amor entre ambos aparece mientras él la prepara para ser campeona de Francia en rapidez para la máquina de escribir. Ella llegará a competir en Nueva York por el título mundial, al tiempo que un malentendido separa a los enamorados.

Una comedia no sólo ambientada en la época, sino también realizada según la estética fílmica de aquellos años. La música orquestal, los colores vivos de las primeras cintas en “Technicolor”, los besos apasionados, los diálogos algo cursis y hasta el puñetazo final del héroe a su rival, para correr tras la chica.

La película está lejos de ofrecer alguna forma de “profundidad” en torno al tema de la posguerra francesa y la entrada de las mujeres al mundo laboral en calidad de subalternas de un “jefe”, tampoco ofrece un drama amoroso, sino que se conforma con ofrecerse como un entretenimiento ligero, que dejará con gusto a poco a los amantes del cine francés. Por otro lado, como homenaje al cine de los años 50 se queda en la mera recreación de su estilo, con muy poco de original.