Desde que Las batallas en el desierto fue publicada en 1981, José Estrada anhelaba dirigir la versión cinematográfica, pero su prematura muerte lo impidió. Finalmente fue Alberto Isaac, junto con Vicente Leñero, quienes trasladaron a la pantalla la esencia de la obra de José Emilio Pacheco: la visión de un México en constante metamorfosis, y en particular de una ciudad que vio cómo sus palacios porfirianos se derrumbaron para dar paso a multifamiliares y ejes viales. El filme obtuvo nueve arieles, entre ellos el de mejor guión.