Por Verónica Sánchez Marín

Eficaz y nihilista son los calificativos que le quedan perfecto a Locos por los votos(The Campaign, EUA 2012), la nueva sátira política dirigida por Jay Roach y protagonizada por dos buenos representantes de la comedia actual estadounidense: Zach Galifianakis y Will Ferrel. Ambos actores desbordan energía en esta cinta que, en tono de comedia, desmantela los verdaderos motivos y acciones de los candidatos republicanos en Estados Unidos.

La historia narra la caída de un cínico congresista norteamericano: Cam Brady (Ferrell), que a raíz de un escándalo sexual ve disminuida su popularidad frente a la inminente elección al congreso en un distrito de Carolina del Norte. Esto hace pensar a dos empresarios de una compañía transnacional que es mejor apoyar a un nuevo candidato que les sirva de delfín para conseguir mayores concesiones para sus negocios. Dejan de apoyar a Brady e invierten su dinero en la campaña del ingenuo y excéntrico Marty Huggins (Galifianakis), director del Centro de Turismo local. Por un momento, Marty parece ser la opción más improbable, sin embargo, con el “apoyo” de sus benefactores, un despiadado jefe de campaña y las conexiones políticas de su familia, pronto se convierte en un contendiente que da al carismático Cam mucho de qué preocuparse.

La pugna entre Brady y Huggins se vuelve despiadada, ambos recurrirán a lo más bajo de la política para ganar.

Jay Roach consigue una película entretenida y a la altura de sus creaciones pasadas, como la saga deAustin PowersoBoratyBruno, de las que fue productor. Los diálogos dirigen sus dardos a la ambigüedad del lenguaje político, desmenuzando las artimañas políticas que se conocen para desprestigiar al rival (como los ataques a la vida privada de los involucrados en la competencia). El enfrentamiento entre los personajes de Zach Galifianakis y Will Ferrel, es épico, por ridículo. Como nuestros propios candidatos, ambos sondelirantes y patéticos (no, no son políticos mexicanos, ya verifiqué el dato).

Con este papel, Will Ferrel reivindica su lugar como estrella de la comedia norteamericana, gracias a papeles en clásicos comoAnchorman(2004) oStep Brothers(2008), bastante alejados de su más reciente y lamentable rol enCasa de mi Padre(2012), donde el chiste se vuelve igual de chocarrero que aquello a lo que critica. Por su parte, Zach Galifianakis crea un personaje –el noble y disfuncional Marty Huggins– a la altura de sus logros como en¿Qué Pasó Ayer?(The Hangover, 2009).

El cuadro de actores que conforma el elenco embona de manera fantástica, comenzando por Dylan McDermott, en el papel de asesor implacable de Marty, además de las actuaciones de John Lithgow, Dan Aykroyd y Sarah Baker.

Otro acierto deLocos por los votoses que, desde el principio, no pretende tener un fondo; es, en realidad, un discurso político y social disfrazado de comedia, que cumple con su cometido: entretener a costa de los bloopers que diseñan los grandes estrategas que comandan a la patria del dólar. Y precisamente en estos días, mientras se lleva a cabo la contienda electoral del gobierno norteamericano, la cinta se vuelve una parodia de los candidatos en competencia: Mitt Romney y Barack Obama, quienes en el último debate parecían decirle al otro: “Bájale a tu pedo, ese”.