Un remake más. Un remake que jamás debió de haber ocurrido (por decente que sea ésta cinta). Last house es sencillamente una de las películas de terror más influyentes y dramáticas de la historia. El guión está basado a su vez, en una cinta ganadora del Oscar del maestro Ingmar Bergman, El manantial de la doncella.

La diferencia entre las obras es que Wes Craven decidió darle un toque gore, psicótico y que en glorifica la venganza. La versión original del film fue un fenómeno durante los años 70 cuando el terror urbano comenzaba a situarse como un género (dejando atrás al horror generado por monstruos clásicos) y cuya temática era tan agresiva que algunos cines decidieron no proyectarla.

Un par de amigas son torturadas, ultrajadas y asesinadas por una banda de malandrines, quienes tienen la “brillante” idea de pedir refugio en la casa de una de las víctimas. Por distintas circunstancias, los papás se dan cuenta de quiénes son, o mejor dicho qué han hecho sus huéspedes, así que toman la decisión de vengar a su hija en una de las secuencias más violentas y con doble moral en la historia del cine. Esperemos que este remake al menos se parezca en eso. Recomendable,