Hace unos años una ardillita se robó el corazón (y la bellota) de la pantalla. Sus ojos saltones, dientes gigantes y su forma bizarra fueron el detonante para que su cinta, la cual no protagonizaba, se convirtiera en un éxito… pese a que su calidad animada no era de lo mejor.

Al menos que te gusten los animales con caras cuadradas.

En esa misma cinta, conocimos al trío de amigos más irregular de la preshistoria (sin contar al menage entre Los Picapiedra y algún Mármol): Manny el mamút melancólico, Syd, el perezoso torpe, y Diego el tigre dientes de sable. Años luego, regresaron con una secuela que no fue ni la mitad de graciosa que la original, pero introdujo a nuevos mamiferos del antaño: Ellie la novia de Manny, y sus “hermanos”, un par de zarigueyas.

En esta tercera parte, muchas cosas han cambiado: los mamúts están a punto de ser papás, lo cual provoca que Syd se ponga celoso y robe… ¡el huevo de un dinosaurio! Así, es, ellos no se han extinguido y buscarán la forma de recuperar a su bebé-huevo. Ah, y hablando de Scrat, te lo adelantamos: encontrará el amor.