Presentado en la sección Una cierta mirada en Cannes 2008, el segundo largometraje de Ruben Östlund construye un retrato de la sociedad sueca en cinco episodios unidos por el mismo tema: el poder del grupo sobre el individuo. Mediante una estética que privilegia el uso de largos planos-secuencia y de encuadres poco convencionales, el filme contrasta las perspectivas de un par de jóvenes seducidas por el alcohol, una maestra que alecciona a sus alumnos y las de un grupo de hombres envueltos en una situación homosexual.