Basado en documentos y escritos sobre la Revolución francesa, D.W. Griffith utiliza este contexto histórico como lujoso telón de fondo para narrar la turbulenta odisea de dos huérfanas, criadas como hermanas y separadas por las pugnas entre el pueblo y la aristocracia. Si bien esta superproducción está más cerca del melodrama decimonónico que de una lección de historia, con este filme, en el cual dirigió nuevamente a las hermanas Lillian y Dorothy Gish, Griffith obtuvo su último éxito comercial