Por Jaime Azrad

El origen del juguete sexual más popular ahora tiene su película y es una novela histórica. Desarrollada en el contexto victoriano del siglo XIX, que sirve como muy buen contraste para la invención del vibrador, Histeria cuenta cómo el orgásmico invento revolucionó las mentes de sus contemporáneos e impulsó una liberación femenina sin precedentes.

Mientras la tecnología moderna facilitaba cada vez más la vida en la Inglaterra de la época y los movimientos sociopolíticos daban valor al individualismo, una ‘plaga’ invadió a la población femenina con síntomas como melancolía e impertinencia, obligando a la comunidad médica a tratar el problema de las mujeres ‘locas’.

El Doctor Robert Dalrymple (Jonathan Pryce) se aprovecha de la tecnología para diseñar un aparato que alivia la presión del útero femenino y resulta que sus pacientes salen más sonrientes que nunca del consultorio. Tantas son las mujeres en espera que Dalrymple debe contratar al Dr. Mortimer Granville (Hugh Dancy) para ayudarle en su práctica, y las cosas explotan desde allí.

Granville no imagina que encontrará en ese consultorio algo más que trabajo, pues las mujeres de la familia del Doctor parecen estar aún más locas que las pacientes que trata a diario. Charlotte, la oveja negra de la familia, es interpretada por Maggie Gyllenhaal de manera tan fresca como siempre la vemos en pantalla y le da esa chispa de originalidad y contraste a la trama.

Con un humor bastante disfrutable y una trama sencilla, lineal y entretenida esta película logrará el cometido de divertir mientras aborda un tema fresco con toques de historia, gracia y algunas secuencias interesantes como la última, en la que vemos la evolución del vibrador a partir de entonces y hasta ahora.

No sale del marco de algunos clichés de la fórmula de la comedia romántica, pero es disfrutable y entretenida.