Vivimos en un mundo que le da demasiada importancia a la perfección. No es pregunta, es una descripción. ¿Nos preguntan cómo lo sabemos? Nuestra sociedad de por sí obsesionada con la creación de cuerpos y caras perfectas, ha decidido llevar su afición lejos de los quirófanos y directamente a la televisión. A las caricaturas de décadas pasadas que tanto nos marcaron en su época y a las cuales recordamos, como niños de otra generación, con una imagen que no necesitaba de alteración.

Adultos, prepárense porque esos personajes que hace tantos años no requerían de un lifting, un consejo de moda o liposucción, han pasado por cambios que dejarían a Michael Jackson pensando, “¿A quién se le ocurrió?”

¿Podemos hablar un momento de Strawberry Shortcake, mejor conocida por muchos como Rosita Fresita? La protagonista y sus amigas eran básicamente frutas convertidas en niñas. ¡Y reposteras! Las niñas compraban las muñecas porque olían a deliciosos sabores como lima, naranja y manzanilla. Usaban medias rayadas de colores y, sí, vestidos campiranos de abuelita. Pero no más, la nueva versión de esta caricatura tiene a las Shortcakes convertidas de pasteleras de la campiña en baristas de Starbucks.

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Probablemente no las reconocerían. Esos gorros que alguna vez tuvieron la forma de las frutas por las que fueron llamadas, ahora son boinas que pertenecen al clóset de las Gossip Girl. Y los vestidos de abuelita, son ahora ajustados conjuntos dignos de girl band de pop coreano. Probablemente también huelan ahora a sabores de Ben & Jerrys. No nos sorprendería olfatear una chunky monkey entre sus muñecas.

Curiosamente, Strawberry Shortcake no fue la única recibiendo el cambio “de niña a mujer”. ¿Recuerdan a Rainbow Brite? Una niña que no podía pasar de los ocho años de edad, con la cabeza de un Cabbage Patch y el tatuaje de una estrella sobre la mejilla? El tatuaje permaneció para las nuevas generaciones, pero si de similitudes con el pasado hablamos, hasta ahí se quedaron las cosas.

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La nueva Rainbow es toda una adolescente más inspirada en el anime japonés que en los juguetes que alguna vez le dieron vida. Su cuerpo desproporcionado y hasta cierto punto “redondito”, se transformó en el de una jovencita tomando clases de pilates al menos 4 veces por semana. No estamos seguros de si sigue montando un caballo con el arcoiris en la crin, pero de lo que sí estamos seguros es de que si lo hace, probablemente se parece más a Carlotta Casiraghi en campeonato de equitación que a la niña del cinturón de estrella con la que crecimos.

Los “humanos” , claro, no son los únicos en un tratamiento de cross fit y choco milk, la invasión de extreme makeovers ha llegado hasta los animales. ¿O no han visto últimamente My Little Pony? Lo aceptamos, los ponys de nuestra infancia no eran los más…¿cuál es la palabra? agraciados del reino mitológico animal (verán, tenían cara de caballo), pero eran sus tatuajes en el muslo los que los hacían especiales. Eso y que, si eras tan afortunad@ de tener el juguete, podías cambiarles el color del pelo si los peinabas con agua caliente.

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Las nuevas ponys no cambian el tono de sus crines, pero sus enormes ojos y hociquitos respingados son suficientes para ponerlas en portada del nuevo catálogo de Cover Girl. Sus cuerpos son petit, sus colores más llamativos que nunca y, tenemos que decirlo, el look de Rainbow Dash es suficiente para castearla de extra en el nuevo video de Pink. Nuevos seres mágicos para nuevas generaciones.

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