Por Verónica Sánchez Marín

Tommy Wirkola, uno de los reyes del gore de Hollywood, retoma, dirige y adapta al cine el cuento clásico popular alemán “Hansel y Gretel” de los hermanos Grimm, pero no de manera literal, sino absolutamente comercial y con el único fin de hacer suya la acción mediática. El director reúne a los hermanos 15 años después –y con esteroides– bajo la cinta Hansel y Gretel: cazadores de brujas (EUA, 2012).

La historia transcurre en la Alemania del siglo XVIII, en ella descubrimos a Hansel (Jeremy Renner) y Gretel (Gemma Arterton) en la edad adulta, y cuando ambos han hecho una carrera exitosa como cazadores de recompensas de brujas. Y es que después de sobrevivir en la niñez a aquella hechicera caníbal, los hermanos se han vuelto el azote de cuanto fenómeno sobrenatural se atraviese en su camino. En este retorcido cuento de hadas estilo movie de artes marciales, Hansel y Gretel son tan populares que hasta tienen groupies y aparecen en imágenes xilográficas en las botellas de leche en pueblos bávaros donde se desempeñan con singular gracia.

El argumento de esta cinta sería: “¿Tiene problemas de brujas? Llame a H y G, expertos en exterminio”. Tan versados están en la materia que son solicitados en una aldea llamada Augsburg en la que se cree hay una plaga de hechiceras que han secuestrado a cinco niños. Enfundados con largos abrigos negros de cuero, derrochando guapura y sacándole brillos a las hachas, espadas y flechas, los hermanos comienzan su investigación y se enfrentan a un grupo de harpías comandadas por una sexy Muriel (Famke Janssen), quien en el fondo ha tendido una trampa a los ególatras hermanos.

Las magas, con fisonomías reptilescas, equipadas con escobas voladoras, ametralladoras y granadas dan bastante pelea a los hermanos en escenas que hacen referencia con bastante humor a los cuentos de hadas. El filme combina la comedia de acción con el terror de los cuentos infantiles; el resultado: una película con suficientes ingredientes de la old school (espadas, caballos, intriga) con acción contemporánea (cañones, granadas, expertos en acrobacia). Hansel y Gretel: cazadores de brujas se mueve entre van Helsing y Matrix Reloaded, pero con risas en extremo —sí, ya sé que con las otras dos se rieron mucho, pero no era adrede.

También hay trolls involucrados por lo que la gama de personajes se vuelve atractiva pero con pocos aportes a la ficción. La hiperviolencia está presente desde el inicio de la cinta, el efecto 3D ayuda a que el espectador sienta que ha sido salpicado por la sangre y las vísceras de las cabezas y torsos desmembrados. La potencia de la cinta se concentra en las secuencias de combate con excelentes efectos especiales, además de la buena actuación de Jeremy Renner en el papel de un cínico y ahora diabético Hansel que debe inyectarse cada dos horas insulina como resultado de la excesiva cantidad de caramelos que aquella bruja raptora de su infancia lo obligara a comerse, no así la interpretación mediana de Gemma Arterton, con una gesticulación dura y cliché de heroína ruda, muy al estilo Lara Croft de Angelina Jolie en Tomb Raider, aunque sin el espectacular front de la Jolie —quien demostró ser una gran gimnasta al no irse de hocico con el peso de su pecho artificialmente crecido… y el botox.

Hay pocos diálogos y sí mucha acción. La leyenda de los hermanos Grimm pasa a segundo plano, así como el trabajo de ambientación de la época. Hansel y Gretel: cazadores de brujas, es una excelente opción para los amantes de la acción y para quienes quieran disfrutar del entretenimiento por el puro entretenimiento con explosiones, viejas buenísimas y un montón de caras monstruosas que desbordan tópicos de falso terror. Esta producción garantiza un buen rato delante de la pantalla.