Alberto “Chino” Rodríguez y Andrés Couturier “Cutu” son dos de las mentes creativas detrás de Ánima Estudios, uno de los estudios de animación más importantes del país. Hablamos con ellos sobre el origen de esta empresa y algunos de sus proyectos.

Orígenes

Andrés siempre había querido hacer animación, pero rechazó nueves veces la oferta de de unirse porque no se sentía listo. Cuando entró las cosa no fueron sencillas, su primer trabajo consistió en hacer, en tan solo 11 meses, la primera película mexicana animada de los últimos 28 años (durante los ochenta y noventa sólo hubo cortos y publicidad en este formato), y en ese entonces no pensó que lo lograría.

[También lee: Caricaturas que rifaban]

Todo empezó con Magos y Gigantes (2003). Siguió Imaginum (2005) y luego el Agente 00-P2 (2009) mientras empezaron a hacer El Chavo (su proyecto más redituable a la fecha). Éste último va de la mano con la serie animada de El Chapulín Colorado. Hanna Barbera y Disney intentaron quedarse con los derechos, pero Roberto Gómez Bolaños lo dejo en manos mexicanas. De momento no hay planes para hacer una película de estas franquicias, aunque no dejan de lado la posibilidad.

Fernando de Fuentes y José Carlos García de Letona fundaron Ánima en 2002, dos hombres de negocio para quienes el juego se llamaba “paciencia”. Tenían una conciencia de empresa que buscaban generar ganancias, así que si después de tres películas no veían (para) la “luz”, entonces ahí la dejaban; las películas se defendieron, no de manera sobresalientes, pero sí lo suficiente como para darle continuidad al estudio.

Después de un par de largometrajes y otras series, acaban de entrar al mundo del 3D, uno de sus primero retos es aprender a narrar en este formato “porque emula más al mundo, ya no puedes hacer ciertas trampas que permite el 2D“. Son conscientes de que su trabajo no se ve como el de Pixar o DreamWorks, por razones de presupuesto, aseguran, “pero ellos no tienen la misma libertad ni les interesa [tenerla]”, agregan.

Para ellos, el éxito del estudio se debe a que el área creativa y “la de los dineros” están separadas; “nosotros sabemos gastarlo, pero no generarlo”, bromea Alberto.

[También lee: Señales de que creciste viendo el Canal 11]

Don Gato

Los dos coinciden en que el éxito de la serie se dio por los personajes, el doblaje, la historia y porque no había nada mas que ver (y no lo dicen como queja).

Para hacer Don Gato y su pandilla (2011) se tomaron unos años. Ahora viene una precuela a esa historia donde veremos cómo se conocieron los felinos y será “muy diferente a la primera película, porque ya no buscamos hacer referencias a la serie, sino llegar a la nueva generación que no creció con la caricatura”, dice “Cutu”.

Sobre el reto de crear el origen de la pandilla, Andrés dice que “Don Gato es uno de los personajes que conocemos tan bien, que casi se escriben solos”, y lo ve como si fuera alguien tan cercano como un hermano, que ya sabes de qué manera se va a comportar en ciertas situaciones. Por eso esta historia fluyó con relativa facilidad.

[También lee: Clásicos (re)animados]

Breves a Futuro

Aunque no dieron muchos (o nada de) detalles sobre los proyectos que tienen en puerta, algo seguro es que están trabajando con Carlos Carrera, ganador de la Palma de Oro de Cannes en 1994, en Ana y Bruno, un proyecto dirigido a una audiencia más grande.

Otro de sus secretos mejor guardados es una caricatura, de la que sólo podemos decir que a primera vista parece romper completamente con lo que vienen haciendo, un poco más arriesgado.

También checa:

Imperdibles del cine coreano
Cine francés hiperviolento
El cine de Wes Anderson