–Por Oswaldo Betancourt L. @rockswaldo

Hace no mucho, hubo un periodo en que los muertos vivientes se diseminaron por la cartelera y demás pantallas al punto de la saturación. Ahora que el furor se centra en los superhéroes, llega esta cinta que sin problemas puede considerarse una de las mejores películas de zombies del año, tan es así que también consigue colarse a la lista de trabajos sobresalientes en este subgénero (Edgar Wright, escritor y director de Shaun of the Dead, le dio su visto bueno).

La película de Yeon Sang-ho fue parte de la selección oficial fuera de la competencia del Festival de Cannes, se trata del primer trabajo del director en live action, pues previamente había hecho largometrajes animados; de hecho, esta entrega es una secuela de su cinta Seoul Station.

Al inicio, la trama entrega de manera discreta indicios de la pandemia para después meternos de lleno en ella; es claustrofóbica y está llena de movimiento al mismo tiempo. La plaga se dispersó por todo el país y los pasajeros del tren KTX a Busan son afortunados al dirigirse a este destino, pero todavía no están a salvo.

Durante las casi dos horas estás con la ansiedad al tope entre persecuciones, enfrentamientos y momentos llenos de tensión. La producción no escatimó en recursos para lograrlo, hay explosiones y la sangre necesaria, además de un gran trabajo del departamento de maquillaje y de los actores que interpretaron a los zombies.

La variedad de personajes – jóvenes deportistas, adultos, ancianas, una niña, una mujer embarazada y demás – y las relaciones humanas que se dan entre ellos para sobrevivir, envuelta en escenas de acción y momentos con tintes trágicos, tan inesperados y similares a los que están expuestos los fanáticos de Game of thrones con respecto a sus personajes,dotan de fuerza al guion y lo llevan a otro nivel.