PorCarlosArias

En Las aventuras de Huckleberry Finn, Mark Twain contó esta anécdota, una de las más célebres de su obra. En esa historia, el protagonista adolescente se encontraba en una isla del Mississippi con el “Negro Jim”, quien intentaba escapar de ser vendido por un tratante de esclavos.

Esta vez un relato similar llega el cine de la mano del director Jeff Nichols, bajo el título de “Mud” (lodo), presentado en México como El Niño y el Fugitivo (2012), una especie de reelaboración en la época actual de aquella historia que había sido ambientada a inicios del siglo XX.

Esta vez se trata de dos chicos de 14 años que descubren a un fugitivo refugiado en una isla en el Mississippi, un vagabundo misterioso que narra historias increíbles y al que ayudan a escapar de la policía y de un grupo de caza recompensas, sin saber si se trata de un peligroso criminal o de un hombre inocente.

La película, que fue bien recibida en el pasado Festival de Cannes, merecería atención solamente por su reparto y sus actuaciones sobresalientes, pero además se trata de una pieza dramática de altos vuelos, que toma como punto de partida las aventuras adolescentes.

Matthew McConaughey encabeza el elenco como “Mud”, el personaje del fugitivo que se esconde en un lugar recóndito del río después de supuestamente haber matado a su rival por el amor de la bella Juniper (Reese Witherspoon), quien se encuentra refugiada en la habitación de un motel.

Los adolescentes Ellis y Neckbone (Tye Sheridan y Jacob Lofland) se hacen amigos de Mud y se convierten en mensajeros entre él y Juniper, pero también lo ayudan a recuperar un bote a motor que se encuentra varado en la copa de un árbol. El barco sobre las ramas, que recuerda a algún episodio de García Márquez o de Werner Herzog, remite a los estragos de un huracán del pasado, una historia traumática como las que cargan los personajes y como las aguas lodosas de las riberas del río.

Como en los relatos de Mark Twain, el Mississippi está presente como un personaje central, junto a las aventuras juveniles, los dilemas morales, el amor y la violencia como expresión de ese mundo adulto al que los dos adolescentes se asoman por primera vez en su vida.

La película asume los elementos del género de aventuras juveniles y del thriller, pero se asoma además a los rasgos míticos del sur estadounidense, con un retrato del Mississippi que el director muestra con lujo de detalle. También Mud tiene elementos que recuerdan la película de culto Stand by me (Bob Reiner, 1986), un cuento adolescente cautivador y emotivo.