Por Eric Orlando Jiménez Rosas

Las películas que muestran en paralelo, el recorrido histórico de un personaje y de una sociedad, casi siempre tiene una resultado disparejo. Los asuntos históricos en general son abordados superficialmente, y restan profundidad a los personajes y sus circunstancias particulares. En otros casos, la balanza se inclina hacia el personaje, dejando los acontecimientos históricos como una mera mención. Este es el caso de Forrest Gump” (Robert Zemeckis, 1994) donde se privilegia la aparición del irritante personaje discapacitado, interpretado por Tom Hanks, y sus inverosímiles aventuras, sobre los apuntes históricos que sólo servían de telón de fondo.

Con mayor fortuna, “Mr. Holland’s Opus” (Stephen Herek, 1995) logra mantener el interés sobre un profesor de música, interpretado por Richard Dreyfuss, utilizando eventos como la guerra de Vietnam, el movimiento hippie, o la muerte de John Lennon, como un contexto concreto y trascendente en el desarrollo del personaje principal.

El film “The Butler” o “El Mayordomo de la Casa Blanca”, de Lee Daniels (2013) sigue esta misma línea. Lee Daniels parece haber otorgado mayor valor a sus propios intereses como autor, que a las diversas viñetas históricas.

The Butler cuenta la historia de Cecil Gaines (Forest Whitaker), un mayordomo que sirvió en la casa blanca durante ocho administraciones. Lee Daniel, se enfocó en tres aspectos fundamentales en esta historia: 1) la particular forma de vivir la servidumbre por parte de Cecil; 2) la vida al interior del hogar de los Gaines; y 3) los diferentes aspectos de la defensa de los derechos civiles a lo largo del tiempo. Los cambios de administración, los presidentes que iban y venían, sólo sirvieron como hitos para ubicar temporalmente cada momento de la historia. En este sentido, Lee Daniels prefirió seguir explorando sus intereses por las complejas relaciones familiares y los desafíos que enfrentan los afroamericanos (“Precious”, 2009), que la tentadora posibilidad de coquetear con la política en la casa blanca. Los presidentes, a los que Cecil servía, aparecían de vez en vez, unos cuantos instantes, sólo para definir el momento histórico con su presencia, no para protagonizarlo.

Cecil Gaines conoce el arte de servir desde muy pequeño y, desde ese momento, le fue natural, cómodo, como si hubiera nacido para ello. Vive cada ritual con una elegante y mesurada satisfacción. Cada acto de servicio lo vive como una obra maestra, inspirado y paciente. Él es un pilar, sólido, y recaen sobre él responsabilidades que complacido y orgulloso asume. El universo en la casa blanca es hermoso, elegante y plagado de finos detalles que se construyen en forma casi matemática. Todo es radiante, armónico y delicado, desde los pisos, los utensilios y los manteles, hasta los sobrios y distinguidos mayordomos que acompañan a Cecil. Para Cecil, ser mayordomo no es un asunto de color, es una cuestión de oficio, el cual ejerce con dignidad, empeño y sin ningún cuestionamiento.

Sin embargo, el universo de la casa blanca coexiste, en forma casi paralela, con el de la vida familiar de Cecil. Estos dos universos casi no tienen contacto, pero la atracción gravitacional de uno afecta al otro. Por un lado, la esposa de Cecil (Oprah Winfrey) se derrumba lentamente, ya que su esposo asiduamente la deja sola para ir a servir a la casa blanca, y ella se consume en resentimiento, tristeza y alcohol. Por otro, al hijo mayor de Cecil (David Oyelowo) no le interesan ni le impresionan la distinción, reputación y respeto que ha ganado su padre. Mientras que el padre vivió una lucha interna, personal, para llegar a donde está, para el hijo la lucha está afuera, es social, no personal, no vale avanzar si no avanzan los derechos civiles para todos los demás. Son dos visiones sobre irreconciliables que llenan de tensión la casa Gaines. Esta tensión avanza, evoluciona, cambia al igual que las administraciones en la casa blanca.

La defensa de los derechos civiles es presentada desde tres posiciones. La primera de ellas es la contemplación pasiva, que adopta Cecil. La segunda es una posición ambivalente, confusa, de tímidos avances y grandes retrocesos, representada por la clase política en la casa blanca. La tercera es una posición activa, explosiva, cambiante y comprometida, la cual es adoptada por el el hijo mayor de Cecil.

The Butler es una película con fuerza, bien contada. Muestra una estructura ordenada y un ritmo ágil. Presenta un elenco plagado de figuras conocidas, como Mariah Carey, Oprah Winfrey, Terrence Howard, Cuba Gooding Jr., Lenny Kravitz, Robin Williams, John Cusack y Jane Fonda. Sin duda es de destacar la interpretación de Withaker. Ya en Ghost Dog: The Way of the Samurai (Jim Jarmusch, 1999) había mostrado un talento impresionante para interpretar un personaje estoico y sereno. En The Butler se muestra impecable, maduro, con una potencia interna que llena de vitalidad a un personaje por naturaleza imperturbable.