Una de las figuras que el cine ha mitificado y convertido prácticamente en superestrella, a pesar de lo pernicioso de su sentido, es la del asesino en serie, a quien se ha trazado como un individuo peligroso y amoral, aunque atractivo y encantador por su particular visión de la vida. Esta es la temática central de El estrangulador de Boston, un clásico en el que Tony Curtis realiza una recordada interpretación como Albert DeSalvo —feminicida que tiñó de sangre las calles de dicha ciudad estadounidense— y en el que Richard Fleischer ejercita de forma intensa la pantalla dividida