Gracias a la serie Black Mirror , que a través de diversas y escalofriantes historias ha hablado de los peligros de la tecnología, nos hemos sensibilizado en torno al tema y creado consciencia sobre su uso. Ésa es la misma intención de El Círculo (The Circle), adaptación de la novela de ficción de Dave Eggers, que tiene más puntos de encuentro con nuestra realidad de los que tal vez nos gustaría. ¿Suena prometedor, no?

Emma Watson interpreta a Mae, una chica inteligente que tiene la fortuna de ser contratada en la empresa que da nombre al filme, un gigante dueño de una red social llamada TruYou, que cuenta con un líder carismático semejante a Steve Jobs y al que da vida Tom Hanks.

Sin embargo, lo que aparentaba ser un trabajo de ensueño desde el interior muestra señales de alarma, en especial por la creación de una micro cámara de bajo costo y con la que es posible grabar lo que sea sin que nadie se dé cuenta. Aunque el discurso empresarial es que servirá para disminuir el crimen y proteger los derechos humanos, es muy fácil anticiparse a los riesgos. Así, el argumento rápidamente migra hacia los terrenos de la invasión de la privacidad, los cuales escalan a través de las situaciones que se presentan y las cuales eclipsan a los personajes.

Si bien el tema es interesantísimo, el director James Ponsoldt carece de la agudeza necesaria para desentrañar los temas de fondo y crear cuestionamientos sólidos; por el contrario, edifica un tratamiento ligero con una protagonista incongruente. Desde el principio Mae parece oponerse a las intenciones de la compañía, pero sus acciones y diálogos contradicen su lenguaje corporal, por lo que genera disonancia.

El Círculo es uno de esos casos en donde si uno lee la sinopsis y observa al elenco –en el que también se encuentran Patton Oswalt, un desperdiciado John Boyega que entabla una endeble conexión con Watson, y el Ellar Coltrane de Boyhood, que aquí ofrece una mejor actuación– genera ruido e interés, pero al final nos ofrece pocas nueces.