Por Jaime @_azrad

El narcotráfico ha logrado colarse al cine como uno de los temas más recurrentes en los últimos años, y es que de tantas historias pueden hacerse un sin fin de películas más. Pero ¿cómo presentar una cinta fresca y diferente que aborde el mismo tema? La mancuerna entre Manolo Cardona y Carlos Moreno tuvo un respuesta globalizada.

Cardona la juega de productor y protagonista en El cartel de los sapos, su arte dramático se mezcla con una muy conocida –pero en Latinoamérica, poco aplicada– técnica que involucra a varios países en su esquema de producción. No por nada es que El cartel tiene altísimos valores de producción, pues combina presupuestos y elencos para hacerla un negocio viable que compita con la calidad internacional.

Con una fotografía bastante estética y un guión cuidado pero un tanto desmedido, la cinta colombiana nos cuenta la historia de Andrés López López, alias “Florecita” (en la película le cambiaron el apodo a “Fresita”), un narcotraficante del Cartel Norte del Valle que es testigo del desmantelamiento de la red colombiana. Fresita batalla entre la decisión de colaborar con la DEA estadounidense o enfrentar su destino como criminal.

Entre todo esto está, claro, el amor de su vida, Sofía. Ella poco quiere tener que ver con sus negocios y es la motivación de Fresita para alejarse del mundo que lo seduce día con día. La cinta intenta abordar todo el tema desde la perspectiva de la pareja, pero llamamos al guión desmedido porque se desvía en varias ocasiones hacia el funcionamiento del negocio y sus difíciles circunstancias.

Por otro lado, Moreno dirige hábilmente las secuencias de acción que nos garantizan su calidad con la escena de explosiones y tiroteos en el edificio del Pantalón, en Santa Fe. Además, más de nueve ciudades fueron locación de la cinta y el manejo de logística y coordinación son aplaudibles.

Aún así, El cartel de los sapos no logra escapar del todo de las demás cintas que tratan el tema. Adriana Barraza, Kuno Becker y Pedro Armendáriz Jr. (en su última aparición en pantalla grande) se encargarán de atraer al público mexicano a las salas, pero a pesar de ser la seleccionada de Colombia para competir por un Oscar, es una historia más de disparos y fraudes rodeados de dólares ensangrentados.