Por Ira Franco

Hay esperanza: no todo en el cine mexicano son dramas clasemedieros insufribles. También existen propuestas de comedia ligera y desparpajada como Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero (Moheno, 2014), en la que los estupendos actores Damián Alcázar y Arturo Ríos interpretan a una dupla inolvidable de rockeros viejos que se vuelven a ver después de muchos años de amistad envenenada e interrumpida.

El detonante de la historia es una broma desaforada que funciona de maravilla: Bono, el de U2, escucha una rola de Eddie Reynolds y quiere grabarla para su nuevo disco. El chiste inicial nos induce a lo improbable y le da un esquema de farsa muy simpática al grupo de cincuentones que se reúnen para tocar rock.

El director Gustavo Moheno pone cuidado en retratar sin falsas moralidades a aquellos “rockeros de estandarte”, con referentes tan gastados como sus vidas y, de alguna forma, los ubica como peces ahogados en el asfalto con una última oportunidad para saltar de nuevo a la pecera.

A pesar de que la música es tan insufrible, como lo es normalmente el rock urbano, en esta historia adquiere cierta dignidad que desde luego merece en el contexto nacional. Excepto en los últimos minutos, en los que las ganas de que todo vaya bien para los protagonistas hacen que la cinta se le escape de las manos al director, Eddie Reynolds es una cinta muy disfrutable y las actuaciones de esas dos joyas del cine (Alcázar y Ríos) bien valen el boleto.