Después del amanecer

Originalmente sólo iba a proyectarse en la sala en que se vio por primera vez, pero había tanta gente que se llenaron dos salas, en su mayoría por un público joven.

Las nuevas generaciones se siguen identificando con la película. Fons cree que se debe a que es una síntesis simbólica que nos hace sentir lo que pasó aquel día de octubre.

El estreno de Rojo amanecer logró que se le quitara la censura a cerca de 30 películas, según la guionista, entre ellas La sombra el caudillo; a pesar de los logros, Xavier Robles considera que todavía hay censura, sólo que ahora es más maquiavélica y “más hija de la chingada que antes”.

Si en algo coinciden los creadores, es en que no hay un compromiso social de los cineastas en general. Para Xavier hay una brecha no generacional, sino política. No se queda con las ganas y se soltó: “Yo acuso a la mayoría de los cineastas jóvenes de no tener conciencia de clase ni política, de estar enajenados y de querer acomodarse en un sistema que tarde o temprano los va a acabar utilizando y manipulando. Están realizando un cine intrascendente, ni siquiera buenas comedias, comedietas y melodramas chafas que van a ser olvidados en dos años. No son dignos herederos de la tradición del cine mexicano”.

Uno no se puede imaginar La ley de Herodes sin este antecedente. Por eso le pregunté a Luis Estrada, director que estrena La dictadura perfecta, sobre esta película y respondió que para él es muy importante porque el país tiene poca memoria histórica, así que la considera “una fuente de inspiración para no tener miedo ni pudor al decir las cosas por su nombre y hablar de problemas que en otros tiempos parecía que no se podían tocar”.

Otro cineasta mexicano en esta línea es Carlos Bolado, director de Tlatelolco-Verano del 68. Desde su punto de vista, Rojo amanecerabrió el camino para muchos que hemos seguido ese sendero libertario, y hemos podido hacer películas que reflejen la historia contemporánea de nuestro país”.

Y no sólo eso, agrega que si la película sigue vigente, en parte se debe a que todavía no hay ningún culpable de la matanza ni están los responsables de mantener a miles de personas en la cárcel por años, sin ningún juicio.

Damián Alcazar es uno de los pocos actores que levanta la voz ante los hechos reprobables del gobierno, y al preguntarle sobre esta cinta responde que le parece parte de la lucha constante de los creadores por revelar cualquier cosa digna de denunciarse; no cabe duda de que es un ejemplo de cómo ejercer la libertad de expresión.

“Los jóvenes la tienen más difícil porque les toca levantar los escombros este país que les estamos dejando y es una cosa muy cabrona, muy ruda. Hay que estar atentos y apagar la televisión, o prenderla en mejores canales, hay que enterarse y participar activamente, hay que unir las voces, apoyar y tener una postura ciudadana”, agregó el actor.

Después de la matanza de Tlatelolco vino el halconazo del 10 de junio de 1971, la masacre de Acteal, y ahora el caso Ayotzinapa hizo que el mundo volteará a ver a Guerrero, del que Xavier está muy consciente y al terminó de la función pidió un minuto de silencio por las víctimas de este caso. Así de sencillo, Rojo amanecer está más vigente que nunca.