Siempre hay ataques en los baños

Tip de supervivencia por si estás viviendo una historia de terror: no vayas al baño. No importa si no te has bañado en una semana, si tienes diarrea, si estás en la “seguridad” de tu casa, o en un baño público. Una cosa es cierta: los monstruos, fantasmas, zombies, o lo que sea, siempre te seguirán al baño. En la vida real, existe una explicación para esto: el baño es donde estamos más vulnerables.

Niños raros

Los niños siempre tienen un papel muy importante en las películas de terror: o son los malos o son los sabelotodo que ven fantasmas. Digamos que mientras los niños normales juegan Nintendo o con Barbies, los niños de estas películas la hacen de mediums, o juegan con amigos imaginarios -léase fantasmas–. ¿Por qué no pueden ser como los niños comunes?

El villano es invencible

No importa si el malo es en realidad un flacucho con una máscara fantasmagórica (que muere al final de la película y milagrosamente revive para la secuela, la cual –generalmente– es malísima), nadie puede contra él. No sabemos qué desayunan, qué ejercicio hacen, o a qué dios le rezan, pero nos encantaría que nos pasaran el tip.

El primero en morir pertenece a un grupo minoritario

El personaje del que nos despedimos primero, el que sirve para demostrarnos el poder del villano, siempre tiene que ser de origen asiático, africano o latino. Esos rollos (¿subconscientemente?) racistas nos tienen hartos. ¿Por qué no se muere el blanco? O mejor, ¿Por qué el héroe no puede ser un japonés o un afroamericano?

Ruidos Raros

Dicen que el ser humano le tiene horror a aquello que no puede ver. Por eso, es lógico que las películas de terror hagan que sus monstruos y fantasmas se manifiesten por medio de ruiditos, que van desde pisadas y rasguños hasta risas, gritos y chillidos. Moraleja: si escuchas algo raro, no voltees, no investigues: sólo corre por tu vida mientras lloras.

Siempre se separan los grupos

Si algo aprendimos mal de Scooby Doo es que si las víctimas vienen en grupito, siempre deben separarse. El problema es que Shaggy y sus amigos eran detectives: buscan el peligro. Los protagonistas de las películas de horror no. Por alguna razón creen que van a sobrevivir más si se separan que si se quedan juntos. ¿Es broma? No cabe duda que es una idea muy estúpida.

Contestar el teléfono es un grave error

En el mejor de los casos, la línea telefónica muere misteriosamente. Si no, o te habla una niñita para avisarte que te quedan 7 días de vida o escuchas respiros tétricos o te salen lenguas u otras cosas asquerosas. Los personajes de la película no pueden hacer ni recibir una llamada normal. Nunca.

Los asesinos son silenciosos

Y es obvio, ¿no? Lo raro no es que intenten ser silenciosos, sino que logren moverse con un silencio sobrehumano. Ahora resulta que todos tienen entrenamiento ninja para lograr ser rápidos y sumamente discretos, oséase, prácticamente invisibles.

Los espejos están malditos

Sí. Siempre existe la mala suerte de que si alguien ve al espejo pasan cosas raras: o ven a la niña muerta del baño que se aparece si dices su nombre mil veces o ven al diablo, o descubren que no tienen reflejo. En el mundo del cine, si tienes suerte te toca un espejo adivinador, como el de Blanca Nieves, o uno con visión omnipresente, como el de La Bella y la Bestia; pero jamás existirá un espejo normal.

Nadie le cree al “testigo de los hechos”

Al principio, empiezan a pasar cosas raras (como asesinatos inusuales) pero nadie le cree al primero en darse cuenta. Todos le dan el avión hasta que las cosas comienzan a ponerse serias… o hasta que se acaba la película. Llamar a la policía, a los papás, a la iglesia, al presidente, ¡ja! ya parece que se van a salvar de una historia digna de pesadilla. El héroe tiene que salvarse prácticamente solo.

Después de la musiquita de suspenso no pasa nada

Al director de la película se le ocurre tener a su protagonista caminando hacia una misteriosa puerta. En realidad es una puerta cualquiera, pero la música de fondo hace parecer que se esconde algo horrible detrás. La puerta está a diez pasos del personaje, pero la escena es tan lenta que podríamos jurar que caminó un kilómetro. Mientras hace su largo recorrido nos acompaña un “tun tuuuun, tun tuuuuuun” que cada vez se vuelve más rápido. Y justo cuando nuestro valiente señorcito logra abrir la puerta… (tanto suspenso nos hace pensar que el personaje está a punto de no vivir para contarlo, aunquetodavía falta una hora para que acabe la película) ¡NADA! ¡Detrás de la puerta no había nada! Nosotros queríamos sangre y sesos. Y nos estafaron vilmente.