Eyes Wide Shut

Hace poco más de diez años que el mundo del cine se las
arregla, -no muy bien, por cierto- sin Stanley Kubrick.

Kubrick se pasó una vida entera perturbando las conciencias
de una clase media educada que en
algún punto enloquecía o soñaba que lo hacía (quizás como una forma de
liberación). Fue en su última peli que Stanley redujo a su más onírica
expresión aquellos temas que le obsesionaron en la última parte de su carrera.
Aquella cascarita de nuez, una que tardó año y medio en filmar y que entregó
completamente terminada solo cuatro días antes de morir se llamó Eyes Wide Shut
(1999). Es como si la muerte hubiera hecho una pequeña excepción con Stanley,
concediéndole tan sólo el tiempo para terminar ésta, la que él consideraba su
obra maestra.

Soñar que se desea

Basada en una novela corta de Arthur Schnitzler (ubicada en
la Viena de 1920), Eyes Wide Shut se
trasladó al Manhattan de los noventa sin hacerlo: el 90% de la película está
filmada en Londres, dentro de estudios, con las calles de Nueva York
perfectamente recreadas en sets. Vivir con el rumor de que Kubrick estaba
haciendo una película con el matrimonio más famoso de la época -Nicole Kidman y
Tom Cruise aún estaban casados- fue vivir en la zozobra, pues muchos pensamos
que Kubrick por fin había cedido a la exigencias comerciales de la Warner Bros.
Muy al contrario, Stanley utilizó casi diabólicamente la ironía de un
matrimonio real que ya daba signos de descomposición en los tabloides para mostrarnos
la panza del monstruo: mientras más "feliz" y adaptada socialmente luzca la
pareja, es posible que haya más sueños inconfesables que duermen debajo de la
cama.

La irrepetible escena del espejo con una Nicole Kidman en
ropa interior quitándose los aretes con un fondo que nos avisa en la voz de
Chris Isaak que la guapa esposa del doctor "ha hecho una cosa mala, mala" fue
lo único que tuvimos durante casi un año, de que salió el trailer en los cines,
a que la película finalmente se estrenó. Esta escena daba lugar a conjeturas
fantásticas: desde que en Kubrick mostraba escenas de sexo real con esta pareja
de guapos reales, hasta historias de abuso psicológico hacia la pareja donde el
director los forzaba a ver escenas de infidelidad por puro placer.

Con tanta expectativa, el rodaje estaba comprometido y el
legado de uno de los directores más admirados del mundo, en juego. Pero Kubrick
superó, con creces la confianza de sus fans: Eyes Wide Shut resultó un filme
con múltiples niveles de lectura, una obra donde las fantasías del espectador
pueden perderse una y otra vez a la vuelta de cada esquina.

Ningún cinéfilo podrá olvidar aquellos cuerpos
espectaculares y con máscaras venecianas; la alfombra roja de sacrificio y el
extraño culto sexual de una fiesta que tampoco sabremos jamás si fue producto
de la imaginación del Doctor Harford o efectivamente ocurrió. Como gran maestro
de los tres actos, Kubrick no olvidó añadir el elemento policíaco/detectivesco
y por fortuna ignoraremos, como el propio doctor si aquella chica de quien sólo
vimos su desnudo, fue asesinada o no por revelar los secretos de la logia
sexual.

Sin embargo, la escena más lograda y que dará de comer a
miles de críticos y psicólogos del mundo durante años, es aquella en la intimidad
de la recámara marital, donde una Kidman en mota le confiesa a Cruise sus
intenciones de abandonarlo por un desconocido. La infidelidad nunca ocurre,
pero es lo más real de la película.

Podríamos hablar de Eyes Wide Shut todo el año, pero parece
tan fútil como hablar de un sueño: desde afuera y despiertos, nada luce tan
aterrador. Por eso, esta película, hay que comprarla en el formato que más nos
guste y volverla a visitarla cada tanto. Todavía tiene mucho que decirnos.

Trivia:

-En la historia original el doctor era judío, pero Kubrick
quería despojarlo de toda referencia racial, así que imaginó alguien parecido a
Harrison Ford, de ahí el apellido del Dr. Harford.

-No era Hitchcock, pero a Kubrick también le gustaban los
cameos. Puedes verlo en una de las mesas del Sonata Café, de espaldas a Tom
Cruise.

-Por supuesto, esta película tuvo su dosis de censura. La
versión para Estados Unidos tiene editada las escenas de orgías y algunas
‘máscaras’ digitales que sombrean la acción. En su momento, el crítico
estadounidense Roger Ebert declaró que "este hecho era un símbolo de la
hipocresía moral de su país".

-Durante la primera parte del rodaje, el papel de Victo
Ziegler (Sidney Pollack) era de Harvey Keitel quien lo tuvo que dejar por
compromisos previos.