Por Juan Carlos Zamudio

Un asteroide gigante se acerca a la Tierra y, tras varios intentos fallidos para detenerlo, ya no queda más qué hacer. Así que el mundo se vuelve loco. Las personas empiezan a drogarse, a tener sexo sin culpas y prácticamente a hacer todo lo que siempre quisieron hacer, pero nunca se atrevieron.

Mientras el mundo se convierte en una perfecta anarquía, a Dodge Petersen (Steve Carell) lo abandona su esposa. Regresa a trabajar a un edifcio desierto, e intenta continuar su vida con la rutina de siempre. Después de un día muy extraño, regresa a casa donde encuentra a su ayudante trabajando. Intenta hablar con ella para que ya no asista y ella se ofende porque piensa que la despiden.

En una noche de dudas, Dodge conoce a su vecina Penny (Keira Knightley), quien le revela las infidelidades de su esposa. Después de esa noche se vuelven compañeros y deciden recibir juntos el fin del mundo.

Esta es una película que, a pesar de ser la típica historia de “él conoce a una chica”, nos intenta mostrar un lado de la sociedad que pocos se atreven a explorar. La trama es simple, pero aterradora: el fin de mundo. Y mientras todos hacen locuras (como orgías, consumir drogas, y robar), Steve Carell y Keira Knightley huyen de ese mundo y nos muestran otro camino donde los excesos no son necesarios para disfrutar la vida.

La película es buena, cumple con su cometido. Por supuesto no será nominada al Óscar, pero deja un buen sabor de boca.