Por Ira Franco @irairaira

Cuidado con esta película: muerde. Uno no sale la misma persona después de que Charlie Kaufman, quien escribe y dirige esta obra maestra de animación en stop-motion, nos comparte la verdadera naturaleza del amor: la evanescencia, la neurosis, la imposibilidad de tocar realmente al otro. Nuestra incapacidad para ver y aceptar realmente al otro.

Anomalisa es la historia de un orador de libros de marketing, Michael, y sus preguntas a la nada desde su ge- nérico cuarto de hotel y su genérica vida de clase media: ¿qué es el dolor?, ¿qué nos hace humanos? Él se hos- peda en el hotel Fregoli, un nombre inspirado en el síndrome neuropsiquiátrico en que alguien delira y ve a la misma persona en todas partes, bajo la creencia de que puede cambiar de cara y hacerse pasar por sus conocidos y familiares.

Con ese juego persecutorio entendemos lo que le ocurre a Stone: todos los personajes, desde su esposa hasta la aeromoza y su pequeño hijo, comparten la misma monótona voz hasta que escucha a Lisa. Ella se convierte de pronto en la única otra persona en el mundo, algo que todos hemos sentido al principio de un romance. Lisa es la anomalía en el desastre que es la vida, es la transitoriedad del amor, un excepción en el camino: tan excepcional como Kaufman en la historia del cine.