Esta película es ideal para aquellos que consideren Teletubbies y Dora la exploradora demasiado intelectual.
Justo a tiempo para la Navidad nos llega Alvin and the Chipmunks: The Squeakquel, un regalito peludo para meter en las botas de Navidad de los fans de películas de calidad en todo el mundo. El más reciente episodio retoma la acción exactamente donde nos habíamos quedado al final de Alvin and the Chipmunks (2007) el absurdamente exitoso hibrido de acción en vivo e imágenes creadas por computadora. Nuevamente todo gira alrededor de las titulares ardillas cantantes aunque ahora enfrentan una situación muy distinta luego que su administrador y guardián Dave Seville (Jason Lee) se lastima en un accidente durante un concierto.
El desorientado substituto de Dave es un relegado obsesionado con los juegos de video llamado Toby (Zachary Levi) que carece de las cualidades necesarias para ayudar a Alvin, Simon y Theodore a lidiar con las dificultades que surgen en la vida de estos estudiantes de secundaria y con el nuevo desafío que representa el trío de cantantes femeninas las Chipettes. La disensión empieza a infiltrar las filas y con el acercamiento de la inminente batalla que decidirá cual grupo musical es superior, los tres hermanos han de encontrar como limar sus diferencias y volver a reavivar la magia que los llevó a la cima del éxito con temas musicales convertidos en los grandes favoritos del público.
En teoría el hecho de añadir un grupo musical de chicas supondría también duplicar la cantidad de canciones. Pero no es así. Resulta que las canciones y los bailes en Alvin and the Chipmunks: The Squeakquel – que se supone sea la razón de ser de este tedioso ejercicio – han sido recortados en comparación con la primera película. Dependiendo de la perspectiva de cada quien esto pudiera ser algo ventajoso. Pero también pudiera ser un arma de doble filo: al disminuir el número de temas musicales atormentadores como We Are Family y la canción de Beyonce Single Ladies significa que hay más tiempo para incluir chistes de poco gusto y actuaciones poco brillantes, y lo habrá en cantidades abundantes.
Tal como con su predecesor esta continuación es la película perfecta para quienes les parezca que los Teletubbies y Dora la exploradora son demasiado sofisticados.