Agudo crítico de la sociedad inglesa y provocador innato, para quien los límites son una utopía —con La reina (2006) puso en tela de juicio nada más y nada menos que a la monarquía británica—, Stephen Frears es uno de los cineastas más audaces del Reino Unido. El director ha explorado el tema de la homosexualidad en un par de ocasiones, en Mi hermosa lavandería (1985) y en Ábrete de orejas (1987) . Esta última, basada en la biografía que John Lahr escribió sobre el dramaturgo Joe Orton, se centra en la frustración, el odio y la envidia que llevaron a su pareja, Kenneth Halliwell, a asesinarlo