Por Carlos Arias

Kevin Costner reaparece en un rol protagónico. Salvo alguna actuación secundaria, como la del papá de Superman en El hombre de acero (2013), el actor no había hecho papeles principales desde 2008, cuando actuó en dramas intimistas, como Un papá muy poderoso (2008). Aquellas eran películas que mostraban a un actor maduro, que parecía haber dejado atrás al súper galań taquillero de Danza con lobos (90), Robin Hood, el príncipe de los ladrones (91) o El guardaespaldas (92).

Pero ahora Costner vuelve con todo como protagonista de 3 díaspara matar (Three days to kill, 2014), una cinta de acción dirigida por el realizador Joseph McGinty Nichol, quien aparece en los créditos únicamente como Mc G, un especialista en series de TV y autor de algunas películas memorables como Los ángeles de Charlie (2000) y su secuela Los ángeles de Charlie, al límite (2003), e incluso Terminator, la salvación (2009).

Con 3 días para matar, Kevin Costner recupera su faceta de protagonista de películas éxito, en una historia escrita por el francés Luc Besson, con todo el estilo de sus películas de acción como Nikita (90) o El perfecto asesino (94).

La historia está basada en un argumento de Besson, quien también escribe la historia como co-guionista. Y se percibe una buena mezcla entre dos realizadores afines: Mc G y Besson cultivan con la misma gracia el género de las películas violentas, en clave de humor que a veces llega hasta a la caricatura, aunque sin dejar de lado el suspenso y las reglas del cine de acción.

Ethan Renner (Costner) es un agente de la CIA que ha sobrevivido a una fallida operación para capturar a una banda de criminales. Renner es diagnosticado con una enfermedad terminal y es puesto fuera de juego por la CIA, por lo que decide pasar sus últimos meses de vida en París junto a su esposa Christine (Connie Seleca) y su hija Zoey (Hailey Steinfeld), una adolescente rebelde con la que quiere recuperar cinco años de ausencia.

Las cosas cambian cuando se revela que el personaje de Costner podría salvar su vida gracias a un medicamento experimental, salvo que antes deberá hacer un último trabajo: actuar bajo las órdenes de la agente Vivi (Amber Heard) y matar a un criminal conocido The Wolf (Richard Sammel), quien está secundado por otro llamado el Albino (Tomas Lemarquis), los mismos que en la primera secuencia lograron escapar de las redes de la “Agencia”.

La historia es pues una revisión de los temas del cine de espionaje, con una trama de acción en la que nunca se sabe muy bien quién traicionará a quién. Tiene toques de comedia, cuando Renner intenta reconstruir el vínculo con su hija en medio de la operación secreta, aunque tampoco faltan escenas de violencia pura, como decapitaciones, explosiones o torturas. Costner construye un personaje de comedia, con auto parodias a El guardaespaldas (92) o Los intocables (87), convertido en una especie de nueva versión de Jean Reno, el actor fetiche de las primaras cintas de Besson.